Invitar a alguien a ser parte de la vida de uno siendo un completo extraño es una aventura que nos lleva a un territorio desconocido.
Toma meses de conversación hasta aprender su historia para poder saborear sus cualidades positivas, conocer sus gustos y disgustos, ver su punto de vista en temas que nos importan y darle una mirada para intuir cómo se relaciona esa persona con el sexo opuesto.
Y, justo cuando pensábamos que conocíamos a esa persona, un día de esos algo sale mal y tenemos que volver a ese juego macabro de volver a empezar.
Pero, ¿es correcta nuestra evaluación sobre él/ella y la situación o es acaso que los recuerdos nublan nuestro juicio y percepciones?
Según la doctora Ariadne Green, especialista en relaciones humanas y autora del libro ‘Divine Complement', el terreno espiritual de las relaciones con el alma gemela y nuestras historias sobre relaciones pudieran tener un patrón épico repetitivo.
"Quizás fuimos fácilmente controlados en el pasado y nuestras tres ultimas relaciones fueron fracasos miserables debido a que permitimos que nuestras parejas nos dominen.
Éramos unos zombies y nos cansamos de tener a alguien que nos maneje en toda forma aprovechando de nuestra naturaleza sensible.
Pero ahora estamos listos para dejar el pasado atrás y establecer un camino para las relaciones en el cual seamos tratados con respeto e igualitariamente.
El pasado regresa, los recuerdos se acumulan y nos retraemos para ponernos a salvo. Al mirar los comportamientos en los que vemos señales de alerta roja, pesamos cada cosa que esa persona dice y hace pensando en aquella persona a la que queremos olvidar.
Y, claro, la primera ocasión en que esa nueva pareja intenta establecer un punto de vista, hacer una sugerencia sobre el cambio de comportamiento o criticarnos porque nuestro cabello no luce como en otros días, de inmediato nos alistamos para la pelea o para una total retirada.
Luego analizamos la causa de lo sucedido y nos damos cuenta de que los malos recuerdos están cambiando el color de una posible experiencia positiva con este nuevo encuentro amoroso", señala la autora.
Los recuerdos mueren cuando hemos sido heridos profundamente. La mente tiene una forma de sobredimensionar las heridas previas y almacenarlas como evidencia para futuras aplicaciones.
Esas memorias almacenadas sobre cuán violados nos sentimos o cómo alguien fue capaz de disminuir nuestro valor muchas veces, pudieran dificultar el sacarnos de la mente la sospecha de que esa nueva posible pareja no sea un clon de aquella que tanto daños nos hizo.
La mente llena de preocupaciones pesadas sobre la posibilidad de ser heridos nuevamente hace que evitemos a toda cosa cualquier daño adicional a nuestra delicada autoestima.
Los buenos recuerdos pueden
ser tan malos como los malos
Asimismo, si idealizamos a nuestra última pareja romántica, su recuerdo puede hacer que cualquier otra persona luzca menos atractiva.
Estaremos haciendo comparaciones injustas, evaluando a ese nuevo interés romántico bajo una luz muy tenue. Como dice el refrán: "la belleza está en los ojos de quien la mira". Nuestra tendencia será el deseo de sentir la misma intensidad en la atracción o una vibración idéntica, pero no es lo mismo.
¡Lo es? Lo que posiblemente sea cierto e que no queremos dejarlo ir. Quizás, no es la persona a la que nos asimos sino los sentimientos producidos en nosotros. Como resultado de ello, retornamos a las memorias, los recuerdos para sentirnos bien.
Sin un análisis profundo de nuestro comportamiento el peligro es que continuemos comparando en lugar de abrirnos hacia esa nueva posible pareja y ver sus cualidades únicas que pudieran probar que esa relación, a la larga, puede llegar a ser incluso más satisfactoria. Fuente: El Comercio
Toma meses de conversación hasta aprender su historia para poder saborear sus cualidades positivas, conocer sus gustos y disgustos, ver su punto de vista en temas que nos importan y darle una mirada para intuir cómo se relaciona esa persona con el sexo opuesto.
Y, justo cuando pensábamos que conocíamos a esa persona, un día de esos algo sale mal y tenemos que volver a ese juego macabro de volver a empezar.
Pero, ¿es correcta nuestra evaluación sobre él/ella y la situación o es acaso que los recuerdos nublan nuestro juicio y percepciones?
Según la doctora Ariadne Green, especialista en relaciones humanas y autora del libro ‘Divine Complement', el terreno espiritual de las relaciones con el alma gemela y nuestras historias sobre relaciones pudieran tener un patrón épico repetitivo.
"Quizás fuimos fácilmente controlados en el pasado y nuestras tres ultimas relaciones fueron fracasos miserables debido a que permitimos que nuestras parejas nos dominen.
Éramos unos zombies y nos cansamos de tener a alguien que nos maneje en toda forma aprovechando de nuestra naturaleza sensible.
Pero ahora estamos listos para dejar el pasado atrás y establecer un camino para las relaciones en el cual seamos tratados con respeto e igualitariamente.
El pasado regresa, los recuerdos se acumulan y nos retraemos para ponernos a salvo. Al mirar los comportamientos en los que vemos señales de alerta roja, pesamos cada cosa que esa persona dice y hace pensando en aquella persona a la que queremos olvidar.
Y, claro, la primera ocasión en que esa nueva pareja intenta establecer un punto de vista, hacer una sugerencia sobre el cambio de comportamiento o criticarnos porque nuestro cabello no luce como en otros días, de inmediato nos alistamos para la pelea o para una total retirada.
Luego analizamos la causa de lo sucedido y nos damos cuenta de que los malos recuerdos están cambiando el color de una posible experiencia positiva con este nuevo encuentro amoroso", señala la autora.
Los recuerdos mueren cuando hemos sido heridos profundamente. La mente tiene una forma de sobredimensionar las heridas previas y almacenarlas como evidencia para futuras aplicaciones.
Esas memorias almacenadas sobre cuán violados nos sentimos o cómo alguien fue capaz de disminuir nuestro valor muchas veces, pudieran dificultar el sacarnos de la mente la sospecha de que esa nueva posible pareja no sea un clon de aquella que tanto daños nos hizo.
La mente llena de preocupaciones pesadas sobre la posibilidad de ser heridos nuevamente hace que evitemos a toda cosa cualquier daño adicional a nuestra delicada autoestima.
Los buenos recuerdos pueden
ser tan malos como los malos
Asimismo, si idealizamos a nuestra última pareja romántica, su recuerdo puede hacer que cualquier otra persona luzca menos atractiva.
Estaremos haciendo comparaciones injustas, evaluando a ese nuevo interés romántico bajo una luz muy tenue. Como dice el refrán: "la belleza está en los ojos de quien la mira". Nuestra tendencia será el deseo de sentir la misma intensidad en la atracción o una vibración idéntica, pero no es lo mismo.
¡Lo es? Lo que posiblemente sea cierto e que no queremos dejarlo ir. Quizás, no es la persona a la que nos asimos sino los sentimientos producidos en nosotros. Como resultado de ello, retornamos a las memorias, los recuerdos para sentirnos bien.
Sin un análisis profundo de nuestro comportamiento el peligro es que continuemos comparando en lugar de abrirnos hacia esa nueva posible pareja y ver sus cualidades únicas que pudieran probar que esa relación, a la larga, puede llegar a ser incluso más satisfactoria. Fuente: El Comercio
No hay comentarios:
Publicar un comentario