En Italia nunca faltan las lentejas, en Alemania siempre dejan comida en el plato, en Dinamarca, las vajillas se hacen añicos contra el suelo... y todo para entrar con buen pie en el nuevo año
La tradición española de tomar uvas en Nochevieja se remonta a principios del siglo XX.
Son muchas y muy diversas las tradiciones con las que cada país del mundo da la bienvenida al año nuevo. Y entre ellas, cómo no, no podían faltar las relacionadas con la gastronomía. Así por ejemplo:
Los italianos inician la notte di Capodanno con una cena en la que las lentejas son plato imprescindible. Además, después de brindar por el nuevo año, es costumbre tirar la copa por la ventana.
Por su parte, los ciudadanos noruegos toman el tradicional aguardiente y en el menú no faltan los platos a base de pescado y las gachas de arroz en las que se esconde una almendra que llenará de buenos augurios al comensal.
Para los ingleses, estas señaladas fechas no serían lo mismo sin su christmas pudding, mientras que los franceses hacen un réveillon (cena de Nochevieja) en la que se cocinan grandes cantidades de comida.
Por otro lado, en Alemania es tradición dejar en el plato algunos restos de lo que se haya cenado hasta después de medianoche, como forma de asegurarse una despensa bien surtida durante el año siguiente.
Los primeros en ver el año nuevo son los japoneses. Esa noche preparan sopa de fideos antes de acudir al templo budista para pedir buena suerte.
En Dinamarca el día de año nuevo se rompen contra el suelo las vajillas viejas. Es costumbre romper platos en la puerta de la casa de los amigos y los seres queridos.
Los israelíes, para dar la bienvenida al año, comen manzanas untadas en miel. Así, dicho año será muy, muy dulce.
Pero nada más saludable que la vieja costumbre española de tomar doce uvas coincidiendo con las doce últimos segundos del año como ‘ritual’ para atraer la suerte.
Tan arraigada está esta tradición que cada fin de año son consumidos ni más ni menos que unos 500 millones de uvas, pero ¿de dónde procede exactamente esta ‘ceremonia gastronómica’? Pues bien, según la mayoría de las teorías parece ser que todo empezó cuando, en el año 1909, los viticultores cosecharon tal cantidad de uvas que, al no saber qué hacer con el excedente, decidieron repartirlo gratis entre la ciudadanía ‘inventando’ que su consumo en Nochevieja traería fortuna.
Y debió de traer mucha porque, desde aquel año, esta tradición se ha seguido celebrando hasta hoy e, incluso, algunos países latinoamericanos han empezado también a institucionalizarlo. Fuente: Hola
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