Pide al disidente Guillermo Fariñas, que abandone la huelga de hambre que mantiene para solicitar la liberación de 26 presos de conciencia.
El arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, reiteró este lunes que la Iglesia Católica cubana solicita la excarcelación de todos los presos políticos de la isla, reclamó a Estados Unidos, que acepte abrir un proceso de diálogo con las autoridades cubanas para "superar el conflicto" entre ambos países y aseguró que la isla se encuentra en la peor situación social y económica de la última década.
"Nuestro país se encuentra en una situación muy difícil, seguramente la más difícil que hemos vivido en este siglo XXI", afirmó el máximo representante de la Iglesia cubana en una entrevista publicada por 'Palabra Nueva', una revista editada por la archidiócesis de La Habana.
Ortega se refirió a la situación de los presos políticos en la isla y a la muerte de Orlando Zapata Tamayo, un disidente que murió en prisión tras una huelga de hambre de 85 días con la que pretendía reivindicar una mejora en las condiciones de encarcelamiento de los presos de conciencia, especialmente de aquellos que se encuentran en un delicado estado de salud. "La Iglesia ha hecho históricamente todo lo posible porque sean puestos en libertad, no sólo los enfermos, sino también otros", indicó el arzobispo de La Habana.
El jefe de la Iglesia católica cubana recordó que los obispos de la isla habían enviado una nota en la que instaban a las autoridades de Cuba a que velaran por "la vida y la salud" de los prisioneros "que tienen en sus manos", para que situaciones como la muerte de Zapata "no se repitan". Monseñor Ortega señaló que la Iglesia aboga por la creación de unas "condiciones de diálogo y entendimiento idóneas para evitar que se llegue a situaciones tan dolorosas que no benefician a nadie y que hacen sufrir a muchos".
Por eso, solicitó al disidente Guillermo Fariñas que deponga la huelga de hambre que mantiene desde hace cerca de dos meses para solicitar la excarcelación de los 26 presos políticos que se encuentran más enfermos.
"Esta disposición conciliadora, aunque parece mostrarse infructuosa, es la misma que repetimos en el caso de Guillermo Fariñas (...) pedirle que abandone la huelga de hambre", dijo Ortega en la entrevista, donde también criticó "los actos de repudio" hacia las 'Damas de Blanco'.
DIÁLOGO CON ESTADOS UNIDOS
El arzobispo de La Habana destacó la dura situación económica y social que se registra actualmente en Cuba debido a la crisis financiera global, a los tres huracanes que azotaron la isla en 2008 y al "ya semicentenario bloqueo por parte de Estados Unidos", causas que unidas "a las perennes dificultades económicas provenientes de las limitaciones del tipo de socialismo practicado aquí, configuran un panorama a veces sombrío".
Monseñor Ortega solicitó que se adopten "los cambios necesarios con prontitud para remediar esta situación", ya que "esta opinión alcanza una especie de consenso nacional y su aplazamiento produce impaciencia y malestar en el pueblo". Además, mencionó como asunto prioritario la apertura de un diálogo sin condiciones entre el Gobierno de Estados Unidos y las autoridades de la isla.
"Creo que un diálogo Cuba-Estados Unidos sería el primer paso necesario para romper el círculo crítico en que nos encontramos. Al comienzo de su gestión el presidente Raúl Castro propuso a Estados Unidos este diálogo sin condiciones y sobre todos los temas, incluyendo los Derechos Humanos, y ha repetido su propuesta en más de una ocasión", apuntó el jefe de la Iglesia cubana.
"En su campaña política presidencial, Barack Obama también indicó que cambiaría el estilo al uso y buscaría ante todo hablar directamente con Cuba. En esos momentos crecieron las expectativas del posible encuentro entre ambos países.
Sin embargo, después de llegar al poder, el nuevo presidente norteamericano ha repetido el viejo esquema de gobiernos anteriores: Si Cuba hace cambios con respecto a Derechos Humanos, entonces Estados Unidos levantaría el bloqueo y se abrirían espacios para un diálogo ulterior", señaló.
"De nuevo la antigua política prevaleció: comenzar por el final. Estoy convencido que lo primero debe ser encontrase, hablar y en el avance del diálogo se darían pasos que puedan mejorar las situaciones difíciles o superar los puntos más críticos. Este es el modo civilizado de enfrentar cualquier conflicto", apostilló el arzobispo de La Habana.
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