NUEVA YORK. - El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reafirmó ante su homólogo mexicano, Felipe Calderón, las críticas ya manifestadas previamente contra la ley de inmigración de Arizona y afirmó que supervisará la aplicación de la normativa "muy de cerca".
En la rueda de prensa conjunta al término de la reunión en Washington, Obama explicó que la Ley Arizona es una "expresión mal enfocada de la frustración por el roto sistema migratorio" y aseguró que su Gobierno se había gastado una cantidad de recursos "sin precedentes" para controlar la llegada irregular de extranjeros a territorio estadounidense.
"Quiero que todos, estadounidenses y mexicanos, conozcan que mi administración está siguiendo muy de cerca la Ley Arizona", explicó. "Estamos examinando todas las implicaciones, especialmente para los derechos civiles, porque en Estados Unidos, ninguna persona, sea un ciudadano estadounidense, un inmigrante legal o un visitante o turista de México, debe ser objeto de sospecha simplemente por su aspecto", agregó Obama, quien destacó en varias ocasiones los vínculos que unen a los dos países vecinos.
Calderón, por su parte, aprovechó su turno para criticar de nuevo que los mexicanos son víctimas de "discriminación" en Arizona a causa de la controvertida ley, que considera como delito no portar los documentos que acrediten la legalidad de la estancia en Estados Unidos y amplía las competencias a las fuerzas de seguridad para que interroguen a cualquier persona sospechosa de ser 'sin papeles'.
Así, aunque Calderón se mostró "respetuoso con las políticas internas de Estados Unidos", manifestó un "firme rechazo" a la "criminalización" de la inmigración.
Obama ha organizado para Calderón la segunda Cena de Estado que convoca desde que está en la Casa Blanca. Durante la primera, celebrada el pasado mes de noviembre con motivo del primer ministro indio, quedaron de manifiesto las lagunas de seguridad de la Casa Blanca después de que entrasen en el acto personas no invitadas. Mañana, Calderón se dirigirá al Congreso de Estados Unidos. Fuente: Reuters
En la rueda de prensa conjunta al término de la reunión en Washington, Obama explicó que la Ley Arizona es una "expresión mal enfocada de la frustración por el roto sistema migratorio" y aseguró que su Gobierno se había gastado una cantidad de recursos "sin precedentes" para controlar la llegada irregular de extranjeros a territorio estadounidense.
"Quiero que todos, estadounidenses y mexicanos, conozcan que mi administración está siguiendo muy de cerca la Ley Arizona", explicó. "Estamos examinando todas las implicaciones, especialmente para los derechos civiles, porque en Estados Unidos, ninguna persona, sea un ciudadano estadounidense, un inmigrante legal o un visitante o turista de México, debe ser objeto de sospecha simplemente por su aspecto", agregó Obama, quien destacó en varias ocasiones los vínculos que unen a los dos países vecinos.
Calderón, por su parte, aprovechó su turno para criticar de nuevo que los mexicanos son víctimas de "discriminación" en Arizona a causa de la controvertida ley, que considera como delito no portar los documentos que acrediten la legalidad de la estancia en Estados Unidos y amplía las competencias a las fuerzas de seguridad para que interroguen a cualquier persona sospechosa de ser 'sin papeles'.
Así, aunque Calderón se mostró "respetuoso con las políticas internas de Estados Unidos", manifestó un "firme rechazo" a la "criminalización" de la inmigración.
Obama ha organizado para Calderón la segunda Cena de Estado que convoca desde que está en la Casa Blanca. Durante la primera, celebrada el pasado mes de noviembre con motivo del primer ministro indio, quedaron de manifiesto las lagunas de seguridad de la Casa Blanca después de que entrasen en el acto personas no invitadas. Mañana, Calderón se dirigirá al Congreso de Estados Unidos. Fuente: Reuters
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