El golfista norteamericano cumplió el fin de semana la performance más baja desde que es profesional y estuvo a punto de perder el Nº1. Se viene el último major y no da indicios de volver a ser.
"Simplemente, no jugué bien", atinó a desdramatizar de entrada.
"Simplemente, no jugué bien", atinó a desdramatizar de entrada.
"Fue un año largo", se sinceró después. Las palabras de Tiger Woods luego de su desastrosa actuación en el torneo Bridgestone Invitational, en Akron, donde ganó nada menos que siete veces, resumen su momento, acaso el peor de todos desde lo estrictamente deportivo.
Woods tuvo una última ronda de 77 golpes y finalizó con un total de 298 para quedar en el puesto 78 entre 80 competidores , la ubicación más baja en un torneo en sus 14 años de carrera profesional. Culminó a 30 golpes de su compatriota Hunter Mahan, quien que ganó el torneo.
Con la mirada desencajada, Tiger no pudo evitar exteriorizar su angustia y fue un espectro de aquel hombre desafiante al que nada lo inmutaba. "Terminar así no es agradable. Sólo puedo decir que fui paciente, pero eso no fue suficiente. Me siento como cuando cambié el swing. Tardé dos años en recuperarme", explicó.
Tiger no perdió el número uno del ránking sólo porque su cercano perseguidor, Phil Mickelson, también tuvo una actuación desastrosa en Akron, donde debía culminar entre los cuatro primeros para desbancarlo.
El jueves comienza nada menos que el Campeonato de la PGA, último torneo del Gran Slam de la temporada, y Woods no parece mostrar indicios de que pueda recuperarse para dar un gran golpe en lo inmediato.
Está claro que su vida dio un vuelco el 27 de noviembre de 2009, cuando estallara el escándalo matrimonial que lo relegó de los campos por varios meses. Casi cinco meses después, presionado por sus patrocinadores, volvió. Aunque jamás en su mejor versión. Fuente: SMD
Woods tuvo una última ronda de 77 golpes y finalizó con un total de 298 para quedar en el puesto 78 entre 80 competidores , la ubicación más baja en un torneo en sus 14 años de carrera profesional. Culminó a 30 golpes de su compatriota Hunter Mahan, quien que ganó el torneo.
Con la mirada desencajada, Tiger no pudo evitar exteriorizar su angustia y fue un espectro de aquel hombre desafiante al que nada lo inmutaba. "Terminar así no es agradable. Sólo puedo decir que fui paciente, pero eso no fue suficiente. Me siento como cuando cambié el swing. Tardé dos años en recuperarme", explicó.
Tiger no perdió el número uno del ránking sólo porque su cercano perseguidor, Phil Mickelson, también tuvo una actuación desastrosa en Akron, donde debía culminar entre los cuatro primeros para desbancarlo.
El jueves comienza nada menos que el Campeonato de la PGA, último torneo del Gran Slam de la temporada, y Woods no parece mostrar indicios de que pueda recuperarse para dar un gran golpe en lo inmediato.
Está claro que su vida dio un vuelco el 27 de noviembre de 2009, cuando estallara el escándalo matrimonial que lo relegó de los campos por varios meses. Casi cinco meses después, presionado por sus patrocinadores, volvió. Aunque jamás en su mejor versión. Fuente: SMD
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