sábado, 6 de septiembre de 2008

Los expertos consideran la adicción sexual como una enfermedad manejable si se busca ayuda a tiempo

Sexología

La adicción sexual puede ser un
descuido que marca tu vida para siempre

De un tres a un cinco por ciento de la población norteamericana es adicta al sexo y va en aumento

NUEVA YORK. — Es una adicción que puede ser manejada como cualquier otra dígase drogas, alcohol, juegos de azar, etc., sin embargo como ésta hace tambalear los cimientos de algo tan íntimo del ser humano, su sexualidad, muchos tienden a ocultarla, callar y sufrir en silencio.

Los expertos recomiendan que si usted tiene dudas respecto a su comportamiento sexual lo mejor es romper el silencio.

De hecho, las estadísticas que sólo registran que entre el 3 y 5 por ciento de la población estadounidense (es decir de 14 a 16 millones) es adicta al sexo, pero organizaciones de ayuda como “The Society for the Advancement of Sexual Health” consideran estas cifras muy conservadoras y alejadas de la realidad, ya que se basan en la gente que ha buscado tratamiento.

En la comunidad latina, según el psicoterapeuta y sexólogo colombiano Andrés Hoyos, esta enfermedad puede ser mucho más crítica por los componentes culturales y hasta religiosos que rodean al tema sexual.

“Hay tanta vergüenza y tanto miedo”, dice el experto que tiene una consulta privada en Nueva York, en referencia al hermetismo de los sexo adictos, y asiente que el no hablar abiertamente de la sexualidad facilita de alguna manera que se desarrollen patologías.

Contrario a lo que muchos podrían pensar, esta adicción no significa sólo el deseo desenfrenado de tener relaciones sexuales con la pareja. Es una compulsión mucho más compleja.

Ver y gastar demasiado dinero en pornografía, masturbarse con frecuencia, tener sexo con personas que ni siquiera conoce, sensación de culpabilidad, infidelidad, exponerse a enfermedades de transmisión sexual y a situaciones comprometedoras (exhibicionismo) son algunas de las señales de alerta de que algo anda mal, indica Hoyos.

Según el sicoterapeuta puede haber un componente de compulsión sexual cuando por ejemplo la persona empieza a usar el acto sexual o erotismo como forma de evitar emociones negativas o cuando empieza a sufrir interferencias en su vida cotidiana por culpa del sexo.

En resumen, los afectados pierden el control y su rutina diaria se ve alterada porque su mundo gira en torno al sexo.

El sexólogo Carlos Maldonado del Presbiterian Hospital explica que hoy en día no se sabe por qué se genera esta obsesión-compulsión. “Se dice que puede ser por algún químico que se estimula en el cerebro pero no hay nada definitivo al respecto”.

Lo que sí se ha evidenciado es que la dependencia sexual según la organización Sexo Adictos Anónimos (SAA), puede implicar una variedad amplia de conductas.

“Puede que empezara con un apego a la masturbación, la pornografía (o impresa o electrónica), o con una relación. Pero al pasar el tiempo, ha progresado para incluir conductas cada vez más peligrosas”.

“El adicto no tiene control y siente vergüenza, dolor y odio a sí mismo. Puede que el adicto quiera parar pero repetidas veces no logra hacerlo. La falta de ser capaz de manejar su propia vida puede evidenciarse en las consecuencias que sufren los adictos: relaciones perdidas, dificultades en el trabajo, arrestos y/o detenciones, problemas económicos, pérdida de interés en asuntos no sexuales, falta de amor propio y un sentimiento de desesperación”, sostiene SAA.

“He tenido pacientes que se gastan todo su sueldo en prostíbulos por esta falta de control”, agrega Maldonado.

La solución o al menos el manejo de esta enfermedad dependerá de la predisposición del afectado para aceptar que tiene un problema y la búsqueda de ayuda profesional, sostiene el especialista.

“Muchos se arrepienten y dicen ‘debí controlarme’, pero en cuanto se les presenta una nueva oportunidad vuelven a recaer. Por eso el manejo está en darle al paciente el control que necesita”, sostiene el sexólogo.

Al analizar esta adicción desde el punto de vista de género, el psicoanalista Hoyos dice que en el caso del hombre normalmente se inclina más a buscar estímulos visuales. En cambio la mujer usa más la fantasía, el erotismo, la literatura, las caricias. “La mujer no tiene necesidad de un orgasmo”, dice.

Hoyos agrega que una persona deprimida, con problemas de ansiedad o con traumas sexuales del pasado no necesariamente por una violación podría desarrollar esta compulsión.

Asimismo, habla de niveles de adición sexual: desde aguda hasta crónica. Por ejemplo una persona que está sola, sin familia, sin dinero puede buscar refugio temporal en lo sexual. En cambio cuando es algo perenne empieza a tener un impacto negativo en la vida de los afectados.

En todo caso si usted tiene dudas respecto a su comportamiento sexual lo mejor es romper el silencio. Hable con su pareja, con su mejor amigo, con su médico. Busque grupos de apoyo para salir de las redes del sexo.

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