domingo, 22 de febrero de 2009

El parche de testoterona una nueva alternativa para gozar de la sexualidad durante la menopausia

VIDA Y SALUD

Las mujeres menopáusicas con deseo sexual hipoactivo cuentan con una opción farmacológica para paliarlo pero, sobre todo en la mujer, el sexo va mucho más allá de la carencia hormonal.

Se acabó asumir sin más que una mujer que llega a la menopausia pierde el deseo sexual porque se siente deprimida una vez finalizada su capacidad para engendrar más hijos.

De la misma manera que Viagra ha hecho posible que miles de varones vuelvan a tener erecciones firmes, el abanico terapéutico femenino también ha ido ampliándose progresivamente.

Una de las últimas incorporaciones ha sido un parche de testosterona que repone los niveles de andrógenos, que en el climaterio caen a la mitad, pero los recursos no acaban ahí. Vibradores, geles, juguetes, películas... todo tiene cabida en una sexualidad madura que puede ser, si cabe, más placentera que la de edades más jóvenes.

Las mujeres preocupadas porque la llegada de la menopausia repercuta negativamente en su vida sexual tienen un motivo menos para sentirse angustiadas.

Un trabajo publicado en el último número de la revista 'The New England Journal of Medicine' ha demostrado que el parche de testosterona Intrinsa (desarrollado y comercializado por la compañía Procter and Gamble) mejora el trastorno sexual más común, junto con las dificultades para lograr la excitación, en el climaterio, y que no es otro que el deseo hipoactivo.

Esta alteración viene determinada por la caída de los niveles de testosterona -la hormona masculina por excelencia, pero que las mujeres también segregan en menor cantidad- que acontece en este periodo de la vida y se caracteriza por una pérdida de interés en las relaciones íntimas.

Esta inapetencia no solamente causa preocupación y frustración a la mayoría de las afectadas; sino que también perjudica seriamente a sus parejas.



AVANCES

En trabajos anteriores, Intrinsa ya había demostrado sus ventajas en pacientes con menopausia quirúrgica (aquellas a las que se les tiene que extirpar el útero y, a veces, los ovarios por razones médicas) que estaban recibiendo Terapia Hormonal Sustitutoria (THS) con estrógenos.

Más adelante, también se comprobaron los beneficios en féminas que había alcanzado el climaterio de forma natural, pero que también estaban siendo tratadas con THS.

En esta ocasión, algo más de 800 féminas menopáusicas, histerectomizadas o no que no estaban ingiriendo estrógenos, siguieron una terapia, bien con parches que liberaban testosterona (en dosis de 150 o 300 microgramos diarios) a través de la piel, o bien con un apósito placebo (sin actividad terapéutica). Todas referían disgusto por la falta de deseo sexual y las repercusiones negativas que ello acarreaba a su vida íntima.

Periódicamente se llevaron a cabo cuestionarios para medir la satisfacción sexual de las participantes, evaluar la aparición de efectos secundarios y establecer un perfil de seguridad en el tiempo.

«El parche de testosterona de 300 microgramos mejora significativamente la función sexual y reduce su frustración en mujeres posmenopáusicas que no recibían THS; el incremento en la frecuencia de los episodios sexuales satisfactorios fue modesto pero clínicamente significativo», concluyen los autores del seguimiento.

Aún así, advierten de que las investigaciones han de prolongarse para esclarecer la aparición de posibles efectos secundarios severos, tales como el cáncer de mama u otro tipo de tumores ginecológicos en los que median las hormonas (el de endometrio, por ejemplo).

Hasta la fecha, los trabajos que el fabricante ha llevado a cabo después de la comercialización del parche (en nuestro país se puso a la venta en febrero de este mismo año) no evidencian que el apósito pueda tener relación con esta patología, pero en cualquier caso, este tipo de terapia debe vigilarse de cerca.

«Este trabajo supone un avance notorio porque, en primer lugar, se corrobora el papel fundamental de la testosterona en el deseo sexual femenino; algo que se sabe hace tiempo, pero que es conveniente recordar. Además, la investigación revela la utilidad de esta hormona por sí sola, sin necesidad de administrar estrógenos», resume el profesor Santiago Palacios, director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer (Madrid).

No obstante, éste y otros especialistas consultados por SALUD han querido hacer un llamamiento a la cautela a la hora de interpretar estos resultados.

«Igual que Viagra no es la panacea para los varones con problemas sexuales, Intrinsa no lo es tampoco para las mujeres en una situación similar», recalca Palacios.

«Estudios como el que recoge esta semana el 'New' 'England' nos obligan a ocuparnos de un tema [la sexualidad femenina] sobre el que siempre se ha pasado de puntillas y para el que, afortunadamente, se disponen de cada vez más alternativas», explica el experto.

Y es que, la ciencia se ha esforzado en desarrollar productos que palien las patologías sexuales del varón, pero quizá no ha puesto el mismo empeño en hacer lo propio con las féminas, que siempre han quedado relegadas a un segundo plano en este área.

Siempre se ha sostenido que la sexualidad de la mujer es mucho más compleja que la del varón, muy centrada en la erección y en la penetración, y que es precisamente este componente emocional lo que limita notablemente el desarrollo de fármacos que pueden eliminar las barreras puramente mecánicas del sexo, pero no su parte sentimental.

Es completamente cierto, pero el argumento de la mayor complejidad de la sexualidad femenina no se puede esgrimir como excusa para no investigar e intentar ofrecer soluciones a un problema real, reivindica Palacios.

Por este motivo, Mariano Roselló, director del Centro de Urología, Andrología y Sexología (CUASBA, con sedes en Madrid y Palma de Mallorca) hace hincapié en la necesidad de prestar más atención a la mujer que acude a la consulta quejándose de falta de interés en el sexo.

Si se hace un diagnóstico certero se podrá discriminar si tiene un problema físico o si subyacen conflictos de pareja, depresiones, cuadros de ansiedad que son muy frecuentes en la menopausia; en consecuencia se podrá ofrecer una terapia más ajustada a sus necesidades, explica este especialista, que no desdeña, al igual que sus colegas, el efecto placebo que puede ejercer este parche en las pacientes desmotivadas.

Viagra tiene un gran poder de sugestión y el parche de testosterona también, por eso se dan dosis muy pequeñas y durante el tiempo estrictamente necesario», explica el facultativo.

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