La asistencia internacional prioriza la atención de los sobrevivientes con el suministro de alimentos y remedios.
El gobierno haitiano dio ayer por finalizada la etapa de búsqueda de personas bajo los escombros. Los muertos por el terremoto superan los 111.500 muertos.
Marie Carida de 82 años y un joven de 22 años se convirtieron la noche del viernes, once días después del seísmo, en las últimas víctimas halladas con vida, lo que eleva el total de rescatados a 132 personas según la ONU, un récord en este tipo de catástrofes.
Terminada esa fase, ahora el objetivo de las autoridades, con la ayuda internacional, es centrarse en la ayuda a los cientos de miles de damnificados y en reconstruir del país.
Sobre los planes para reubicar a las 610.000 personas que se amontonan en los campamentos improvisados a las afueras de Puerto Príncipe, la ministra aclaró que no han empezado a desplazarlos, y se limitó a precisar que se construirán dos grandes campamentos para ellos, sin identificar el lugar.
Ayer estaba prevista una reunión entre el gobierno y las agencias de la ONU cuya finalidad es resolver discrepancias con respecto a los desplazamientos, aunque la ministra no quiso entrar en el motivo de las diferencias.
Mientras se acelera la distribución de alimentos, agua y atención médica para los cientos de miles de supervivientes, son muchos los que abandonan Puerto Príncipe. Decenas de miles de personas se dirigían ayer hacia las regiones que no fueron afectadas por el terremoto.
Según una estimación de la organización de la ONU, para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el éxodo podría implicar hasta un millón de personas y convertirse en una carga adicional para zonas rurales desfavorecidas que serán los lugares de destino.
La ciudad intenta lentamente volver a la normalidad. Los haitianos comienzan a salir de la urgencia para llorar a sus muertos o enterrarlos.
Desde el viernes, el puerto de Puerto Príncipe se encuentra “parcialmente operativo” el sistema bancario así como el 30% de las gasolineras.
Los bancos abrieron ayer sus puertas con grandes colas, pero sin problemas ni actos de violencia, pese al asalto de miles de personas que esperaban ansiosamente el envío de dinero de sus parientes en el extranjero, especialmente de los Estados Unidos. Más de tres millones de haitianos viven fuera de su país.
Brasil ofreció su total disposición a participar no solo en las tareas de emergencia, sino igualmente en la reconstrucción.
Su ministro de Exteriores, Celso Amorim, se reunió ayer con el primer ministro haitiano, Jean-Max Bellerive, en Puerto Príncipe y dijo a la prensa que “es muy importante que el pueblo de Haití sienta que su gobierno, el que eligió, es el que está conduciendo (la situación), con un apoyo de la comunidad internacional”.
Mañana en Montreal tendrá lugar una reunión de emergencia para preparar una conferencia internacional sobre la reconstrucción del país caribeño. En la reunión participarán Hillary Clinton y su homólogo francés, Bernard Kouchner.
El gobierno haitiano dio ayer por finalizada la etapa de búsqueda de personas bajo los escombros. Los muertos por el terremoto superan los 111.500 muertos.
Marie Carida de 82 años y un joven de 22 años se convirtieron la noche del viernes, once días después del seísmo, en las últimas víctimas halladas con vida, lo que eleva el total de rescatados a 132 personas según la ONU, un récord en este tipo de catástrofes.
Terminada esa fase, ahora el objetivo de las autoridades, con la ayuda internacional, es centrarse en la ayuda a los cientos de miles de damnificados y en reconstruir del país.
Sobre los planes para reubicar a las 610.000 personas que se amontonan en los campamentos improvisados a las afueras de Puerto Príncipe, la ministra aclaró que no han empezado a desplazarlos, y se limitó a precisar que se construirán dos grandes campamentos para ellos, sin identificar el lugar.
Ayer estaba prevista una reunión entre el gobierno y las agencias de la ONU cuya finalidad es resolver discrepancias con respecto a los desplazamientos, aunque la ministra no quiso entrar en el motivo de las diferencias.
Mientras se acelera la distribución de alimentos, agua y atención médica para los cientos de miles de supervivientes, son muchos los que abandonan Puerto Príncipe. Decenas de miles de personas se dirigían ayer hacia las regiones que no fueron afectadas por el terremoto.
Según una estimación de la organización de la ONU, para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el éxodo podría implicar hasta un millón de personas y convertirse en una carga adicional para zonas rurales desfavorecidas que serán los lugares de destino.
La ciudad intenta lentamente volver a la normalidad. Los haitianos comienzan a salir de la urgencia para llorar a sus muertos o enterrarlos.
Desde el viernes, el puerto de Puerto Príncipe se encuentra “parcialmente operativo” el sistema bancario así como el 30% de las gasolineras.
Los bancos abrieron ayer sus puertas con grandes colas, pero sin problemas ni actos de violencia, pese al asalto de miles de personas que esperaban ansiosamente el envío de dinero de sus parientes en el extranjero, especialmente de los Estados Unidos. Más de tres millones de haitianos viven fuera de su país.
Brasil ofreció su total disposición a participar no solo en las tareas de emergencia, sino igualmente en la reconstrucción.
Su ministro de Exteriores, Celso Amorim, se reunió ayer con el primer ministro haitiano, Jean-Max Bellerive, en Puerto Príncipe y dijo a la prensa que “es muy importante que el pueblo de Haití sienta que su gobierno, el que eligió, es el que está conduciendo (la situación), con un apoyo de la comunidad internacional”.
Mañana en Montreal tendrá lugar una reunión de emergencia para preparar una conferencia internacional sobre la reconstrucción del país caribeño. En la reunión participarán Hillary Clinton y su homólogo francés, Bernard Kouchner.
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