Lo que sería un reparto de comida terminó en un tumulto cuando la multitud hambrienta tomó por la fuerza provisiones de arroz, aceite, pasta y leche en polvo que se encontraban en los transportes.
El lugar original donde se irían a repartir los alimentos sería el Campo de Marte, una enorme explanada en pleno centro de la ciudad ante el Palacio Nacional que se transformó en miles de personas que perdieron todo con el terremoto del 12 de este mes.
Si bien los camiones con agua llegan con asiduidad, la comida escasea. Por eso, al llegar los camiones, una multitud corrió tras ellos y quedo aprisionada en las rejas del lugar. Comenzaron a oirse gritos de gente que se afixiaba apretados por los miles que luchaban por comida.
Con apenas una decena de policías de custodia y algunos voluntarios, la situación rápidamente se complicó. Un tiempo después, las turbas hambrientas forzaron la entrada, sobrepasaron a los agentes y se abalanzaron sobre los cuatro camiones para hacerse con el botín.
Comenzó entonces una verdadera batalla campal para apropiarse de los sacos de comida, e inevitablemente se impuso la ley del más fuerte: todos los hombres jóvenes arrebataron los sacos a las mujeres y los niños, rompiendo incluso las bolsas de arroz y espaguetis que volaban por los aires.
Dos horas después, la operación se dio por concluida y mucha gente podrá comer algo por unos días.
No es la forma y el Gobierno está superado por los acontecimientos y por el hambre de sus ciudadanos según informa el diario español El Mundo en su versión on line.
Esta fue la segunda vez que el Gobierno haitiano organizó con sus propios medios un reparto de alimentos en la capital.
También fue la segunda que degeneró en tumultos y peleas. Aquella vez los disturbios terminaron con gases lacrimógenos, en esta oportunidad se dejó hacer a la multitud.
El lugar original donde se irían a repartir los alimentos sería el Campo de Marte, una enorme explanada en pleno centro de la ciudad ante el Palacio Nacional que se transformó en miles de personas que perdieron todo con el terremoto del 12 de este mes.
Si bien los camiones con agua llegan con asiduidad, la comida escasea. Por eso, al llegar los camiones, una multitud corrió tras ellos y quedo aprisionada en las rejas del lugar. Comenzaron a oirse gritos de gente que se afixiaba apretados por los miles que luchaban por comida.
Con apenas una decena de policías de custodia y algunos voluntarios, la situación rápidamente se complicó. Un tiempo después, las turbas hambrientas forzaron la entrada, sobrepasaron a los agentes y se abalanzaron sobre los cuatro camiones para hacerse con el botín.
Comenzó entonces una verdadera batalla campal para apropiarse de los sacos de comida, e inevitablemente se impuso la ley del más fuerte: todos los hombres jóvenes arrebataron los sacos a las mujeres y los niños, rompiendo incluso las bolsas de arroz y espaguetis que volaban por los aires.
Dos horas después, la operación se dio por concluida y mucha gente podrá comer algo por unos días.
No es la forma y el Gobierno está superado por los acontecimientos y por el hambre de sus ciudadanos según informa el diario español El Mundo en su versión on line.
Esta fue la segunda vez que el Gobierno haitiano organizó con sus propios medios un reparto de alimentos en la capital.
También fue la segunda que degeneró en tumultos y peleas. Aquella vez los disturbios terminaron con gases lacrimógenos, en esta oportunidad se dejó hacer a la multitud.
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