Resulta muy curioso. Cuando muchas parejas de famosos no suelen durar mucho, a pesar de promulgar su amor eterno, llega Enrique Iglesias y confiesa que su relación con la tenista Anna Kournikova no será para siempre.
Y que ella no quiere casarse, por lo que no ve mucho futuro. Pero el caso, y si las cuentas no me fallan, llevan juntos unos seis años.
Se les ha visto muy emparejados y de buen rollo, a pesar de que cada uno tiene su carrera profesional que los mantiene muy separados.
Todo ello supone, precisamente, el argumento principal por el que rompen muchos y resulta, que quizás por esa poca fe, les va estupendamente. Enrique también ha sido sincero, como de costumbre:
Obviamente estoy con ella porque es la mujer de mis sueños. Pero si me deja mañana, ¿qué voy a hacer?
Reconoce que a ella no le costaría mucho encontrar pareja, que no tiene posibilidad de pasar por el altar junto con la rubia, pero que a lo mejor por eso siguen juntos. En fin, las cosas del amor y los famosos.
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