La prohibición ya existía, pero no se había hecho efectiva. Varias quejas de mujeres que habían sufrido daños ha reabierto el debate sobre la aplicación rigurosa de la norma que la prohíbe.
El negocio de la depilación es de los más boyantes en este Estado de la costa este de Estados Unidos, las puertas del verano, New Jersey podría prohibir la depilación de ingles, también conocida como ‘ingles brasileñas’.
Según la Junta de Cosmética de este Estado, en New Jersey está permitido la depilación de cara, cuello, brazos, torso y piernas. La depilación genital siempre ha sido ilegal, lo que sucedía, es que la obligación de cumplir la norma era bastante laxa.
Pero el escaso cumplimiento de la ley puede tener los días contados desde que dos mujeres remitieran sendas quejas a este organismo debido a los daños sufridos a causa de la depilación genital a la que se habían sometido.
La polémica está sembrada. Partidarios y detractores de que la prohibición se haga efectiva han expuesto sus argumentos. “¿Sólo porque dos personas se hayan quejado el Estado entero lo tiene que pagar?”, dice Harriet Phillips, una responsable de comercio de un salón de estética, en declaraciones a Actionnews.
El problema no es baladí, ya que el negocio de la depilación es un pilar muy importante de la industria del ocio de New Jersey. Muchas de las objeciones a esta medida se apoyan en la libertad personal de la mujer de hacer lo que prefiera con su cuerpo (pelos incluidos).
El negocio de la depilación es de los más boyantes en este Estado de la costa este de Estados Unidos, las puertas del verano, New Jersey podría prohibir la depilación de ingles, también conocida como ‘ingles brasileñas’.
Según la Junta de Cosmética de este Estado, en New Jersey está permitido la depilación de cara, cuello, brazos, torso y piernas. La depilación genital siempre ha sido ilegal, lo que sucedía, es que la obligación de cumplir la norma era bastante laxa.
Pero el escaso cumplimiento de la ley puede tener los días contados desde que dos mujeres remitieran sendas quejas a este organismo debido a los daños sufridos a causa de la depilación genital a la que se habían sometido.
La polémica está sembrada. Partidarios y detractores de que la prohibición se haga efectiva han expuesto sus argumentos. “¿Sólo porque dos personas se hayan quejado el Estado entero lo tiene que pagar?”, dice Harriet Phillips, una responsable de comercio de un salón de estética, en declaraciones a Actionnews.
El problema no es baladí, ya que el negocio de la depilación es un pilar muy importante de la industria del ocio de New Jersey. Muchas de las objeciones a esta medida se apoyan en la libertad personal de la mujer de hacer lo que prefiera con su cuerpo (pelos incluidos).
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