A medida que los mensajes de texto desde los celulares se han vuelto una costumbre omnipresente en el mundo moderno, aumentó también la incidencia del "acoso textual": irritante envío de múltiples mensajes para molestar a otra persona
Enviar un mensaje de texto puede causar molestia e irritación para el que lo recibe, pues la gente casi siempre tiene el teléfono celular cerca y los aparatos normalmente no dejan de trinar hasta que uno abre el mensaje. Para colmo, en Estados Unidos, usualmente el que paga es el que recibe el texto, no el que lo envía.
La unidad de estadísticas del Departamento de Justicia estadounidense reveló cifras el mes pasado en que el "acoso textual" aparece como un problema grave.
El 23% de las víctimas de acoso y persecución en el 2006, dice el reporte, sostiene que el agresor usó algún tipo de alta tecnología para acecharles, como el teléfono celular o el correo electrónico. Es la primera vez que la agencia detecta el problema, dijo Katrina Baum, una de las autoras del estudio.
"La tecnología se ha convertido en un mecanismo fácil para espiar a otras personas y acosarlas", añade el estudio.
Una estudiante universitaria recientemente se quejó de que su ex novio la acosaba por internet y por su teléfono celular. Ella ignoró el torrente de mensajes, cambió su número de teléfono y se retiró de varios sitios cibernéticos a fin de deshacerse de él. Pero una tarde, sonó su celular y era él otra vez. La había encontrado buscándola por internet.
La estudiante, que pidió permanecer anónima porque temía por su seguridad, se quejó particularmente que era ella la que pagaba por los mensajes.
"Imagínese, yo estaba pagando para ser molestada", expresó.
Varias compañías telefónicas como Verizon Wireless, AT&T y Sprint dicen que están dispuestas a resolver casos en que los usuarios dicen recibir mensajes indeseados.
Verizon Wireless manejó 90.000 millones de mensajes texto tan sólo en el último trimestre del 2008, más del doble del mismo periodo del año anterior. En ese mismo periodo AT&T manejó 80.000 millones de mensajes de texto, y Sprint 41.000 millones.
El teléfono celular tiende a conferir un sentimiento de poder tecnológico y otorga la posibilidad de esconderse en el anonimato, aun cuando los mensajes de texto pueden ser rastreados, dice Jayne Hitchcock, presidenta de una organización que lucha contra las agresiones cibernéticas (WHOA, Working to Halt Online Abuse).
"Jamás se lo harían a alguien en persona, pero con sus teléfonos celulares, sus computadoras y sus teléfonos de casa o de oficina pueden permanecer anónimos y seguir molestando a la gente", declaró Hitchcock.
Varios estados en Estados Unidos han aprobado leyes contra ese tipo de abuso: 46 de ellos tienen leyes contra el abuso de medios electrónicos de comunicación aunque sólo cuatro — Tenesí, Texas, Utah y Washington — específicamente mencionan el envío de mensajes de texto.
Las nuevas tecnologías "aunque traen muchos beneficios, traen también muchas posibilidades de abusos", determinó un documento judicial reciente.
Enviar un mensaje de texto puede causar molestia e irritación para el que lo recibe, pues la gente casi siempre tiene el teléfono celular cerca y los aparatos normalmente no dejan de trinar hasta que uno abre el mensaje. Para colmo, en Estados Unidos, usualmente el que paga es el que recibe el texto, no el que lo envía.
La unidad de estadísticas del Departamento de Justicia estadounidense reveló cifras el mes pasado en que el "acoso textual" aparece como un problema grave.
El 23% de las víctimas de acoso y persecución en el 2006, dice el reporte, sostiene que el agresor usó algún tipo de alta tecnología para acecharles, como el teléfono celular o el correo electrónico. Es la primera vez que la agencia detecta el problema, dijo Katrina Baum, una de las autoras del estudio.
"La tecnología se ha convertido en un mecanismo fácil para espiar a otras personas y acosarlas", añade el estudio.
Una estudiante universitaria recientemente se quejó de que su ex novio la acosaba por internet y por su teléfono celular. Ella ignoró el torrente de mensajes, cambió su número de teléfono y se retiró de varios sitios cibernéticos a fin de deshacerse de él. Pero una tarde, sonó su celular y era él otra vez. La había encontrado buscándola por internet.
La estudiante, que pidió permanecer anónima porque temía por su seguridad, se quejó particularmente que era ella la que pagaba por los mensajes.
"Imagínese, yo estaba pagando para ser molestada", expresó.
Varias compañías telefónicas como Verizon Wireless, AT&T y Sprint dicen que están dispuestas a resolver casos en que los usuarios dicen recibir mensajes indeseados.
Verizon Wireless manejó 90.000 millones de mensajes texto tan sólo en el último trimestre del 2008, más del doble del mismo periodo del año anterior. En ese mismo periodo AT&T manejó 80.000 millones de mensajes de texto, y Sprint 41.000 millones.
El teléfono celular tiende a conferir un sentimiento de poder tecnológico y otorga la posibilidad de esconderse en el anonimato, aun cuando los mensajes de texto pueden ser rastreados, dice Jayne Hitchcock, presidenta de una organización que lucha contra las agresiones cibernéticas (WHOA, Working to Halt Online Abuse).
"Jamás se lo harían a alguien en persona, pero con sus teléfonos celulares, sus computadoras y sus teléfonos de casa o de oficina pueden permanecer anónimos y seguir molestando a la gente", declaró Hitchcock.
Varios estados en Estados Unidos han aprobado leyes contra ese tipo de abuso: 46 de ellos tienen leyes contra el abuso de medios electrónicos de comunicación aunque sólo cuatro — Tenesí, Texas, Utah y Washington — específicamente mencionan el envío de mensajes de texto.
Las nuevas tecnologías "aunque traen muchos beneficios, traen también muchas posibilidades de abusos", determinó un documento judicial reciente.
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