Un estudio realizado en la ciudad de Nueva York, encontró que en un tercio de estos productos están elaborados con ingredientes que no se especifican en las etiquetas.
Estiman que los fabricantes buscan volumen y color con estos agregados. Alertan por reacciones alérgicas inesperadas en los consumidores.
Los tés de hierbas suelen contener ingredientes adicionales que no se mencionan en sus envases, como yuyos, perejil, o incluso trozos de árbol, según un estudio realizado en Nueva York que podría ayudar a endurecer las normas de etiquetado de estos productos.
“Un tercio de los tés herbáceos contiene cosas que no están en la etiqueta”, afirmó Mark Stoeckle, de la Rockefeller University, quien ayudó a supervisar el proyecto, llevado a cabo por estudiantes secundarios neoyorquinos.
Los jóvenes recolectaron docenas de tés y tés de hierbas y hallaron ingredientes adicionales, entre ellos pasto, perejil, otros yuyos e incluso rastros de un árbol ornamental.
“Creo que nada es rotundamente venenoso pero algunas cosas como la camomila (encontrada en algunas muestras) se sabe que causan reacciones alérgicas a las personas.
Tenerlas en el té y sin etiquetar podría ser peligroso“, dijo Catherine Gamble, de 18 años y estudiante de la Escuela Trinity.
Los estudiantes indicaron que tres de 70 tés evaluados y 21 de 60 productos herbáceos contenían ingredientes ocultos que no estaban en las etiquetas.
Este estudio del té, que usó un equipo de 5.000 dólares para pruebas genéticas y una técnica conocida como codificación del ADN, podría ayudar a los reguladores a endurecer las normas de etiquetado de los saquitos y hacer que los fabricantes mejoren sus brebajes, señalaron los jóvenes investigadores.
Las pruebas pueden realizarse por unos 15 dólares por muestra y llevan unas 24 horas.
Los tés e infusiones evaluados eran de 33 productores de 17 países, según los resultados publicados en la edición en internet de la revista Nature Scientific Reports.
“Es un misterio por qué los ingredientes no están en la lista de contenidos”, dijo Grace Young, de 15 años.
“Podría ser simplemente un yuyo recolectado durante la cosecha o un residuo de una planta usada en un producto que pasa al siguiente producto en el proceso de fabricación”, añadió.
Stoeckle manifestó que otros ingredientes como la camomila o el perejil estarían agregados deliberadamente para brindar sabor o color.
O los fabricantes buscarían vender saquitos de té que luzcan colmados y por eso los completarían con relleno.
“Esto es algo que los fabricantes y reguladores podrían usar”, señaló Stoeckle sobre la técnica de ADN para el té.
Los importadores, por ejemplo, podrían hacer un segundo chequeo para ver si un cargamento de hojas secas es realmente de té. Fuente: Reuters
Estiman que los fabricantes buscan volumen y color con estos agregados. Alertan por reacciones alérgicas inesperadas en los consumidores.
Los tés de hierbas suelen contener ingredientes adicionales que no se mencionan en sus envases, como yuyos, perejil, o incluso trozos de árbol, según un estudio realizado en Nueva York que podría ayudar a endurecer las normas de etiquetado de estos productos.
“Un tercio de los tés herbáceos contiene cosas que no están en la etiqueta”, afirmó Mark Stoeckle, de la Rockefeller University, quien ayudó a supervisar el proyecto, llevado a cabo por estudiantes secundarios neoyorquinos.
Los jóvenes recolectaron docenas de tés y tés de hierbas y hallaron ingredientes adicionales, entre ellos pasto, perejil, otros yuyos e incluso rastros de un árbol ornamental.
“Creo que nada es rotundamente venenoso pero algunas cosas como la camomila (encontrada en algunas muestras) se sabe que causan reacciones alérgicas a las personas.
Tenerlas en el té y sin etiquetar podría ser peligroso“, dijo Catherine Gamble, de 18 años y estudiante de la Escuela Trinity.
Los estudiantes indicaron que tres de 70 tés evaluados y 21 de 60 productos herbáceos contenían ingredientes ocultos que no estaban en las etiquetas.
Este estudio del té, que usó un equipo de 5.000 dólares para pruebas genéticas y una técnica conocida como codificación del ADN, podría ayudar a los reguladores a endurecer las normas de etiquetado de los saquitos y hacer que los fabricantes mejoren sus brebajes, señalaron los jóvenes investigadores.
Las pruebas pueden realizarse por unos 15 dólares por muestra y llevan unas 24 horas.
Los tés e infusiones evaluados eran de 33 productores de 17 países, según los resultados publicados en la edición en internet de la revista Nature Scientific Reports.
“Es un misterio por qué los ingredientes no están en la lista de contenidos”, dijo Grace Young, de 15 años.
“Podría ser simplemente un yuyo recolectado durante la cosecha o un residuo de una planta usada en un producto que pasa al siguiente producto en el proceso de fabricación”, añadió.
Stoeckle manifestó que otros ingredientes como la camomila o el perejil estarían agregados deliberadamente para brindar sabor o color.
O los fabricantes buscarían vender saquitos de té que luzcan colmados y por eso los completarían con relleno.
“Esto es algo que los fabricantes y reguladores podrían usar”, señaló Stoeckle sobre la técnica de ADN para el té.
Los importadores, por ejemplo, podrían hacer un segundo chequeo para ver si un cargamento de hojas secas es realmente de té. Fuente: Reuters
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