¿Quiere evitar el aumento de peso? Quizá dormir un poco más podría ayudarlo. Las personas que descansan muy poco comen más y no queman calorías adicionales, según un estudio realizado en los Estados Unidos.
La publicación de American Journal of Clinical Nutrition suma evidencia que respalda la relación entre la falta de sueño y el incremento de peso.
Aproximadamente entre 50 y 70 millones de residentes norteamericanos -incluida una cantidad importante de trabajadores con horarios rotativos- padecen privación crónica de descanso y trastornos del sueño, de acuerdo a los Institutos Nacionales de Salud.
“Si usted está intentando controlar su peso, sería útil no privarse de dormir”, dijo Marie-Pierre St-Onge, del Centro de Investigación de la Obesidad de Nueva York, en el Hospital St. Luke, que dirigió el estudio.
Aunque la investigación más reciente, al igual que otras que se realizaron antes, no prueba que la falta de sueño haga que las personas engorden, muestra que dormir bien debería ser una prioridad, señalaron expertos. St-Onge y sus colegas reclutaron a 30 hombres y mujeres de 30 a 50 años, todos con peso normal.
Los participantes vivieron y durmieron en un centro de investigación durante dos períodos distintos de cinco noches cada uno. Durante uno de los lapsos estudiados, se les permitió dormir nueve horas por noche.
En el otro período, sólo pudieron dormir cuatro horas. En ambos casos, recibieron una dieta estricta los primeros cuatro días de estadía y se les permitió comer lo que quisieran el quinto y último día de cada lapso.
Pruebas mostraron que más allá de qué esquema de sueño siguieran, las personas quemaban una cantidad similar de calorías, cerca de unas 2.600 por día.
Pero cuando se les quitaban horas de sueño, se alimentaban con unas 300 calorías más en promedio al final de cada día de estudio, comparado con cuando descansaban normalmente.
Los participantes que dormían bien consumían en promedio 2.500 calorías diarias, comparado con 2.800 cuando eran obligados a dormir menos.
Si eso se mantuviera en la vida diaria de una persona, colocaría a quienes no duermen bien en mayor riesgo de desarrollar obesidad, señalaron los autores. Los participantes también dijeron que se sentían más lentos y menos enérgicos después a unos pocos días de cumplir con el esquema de reducido de sueño.
Hay algunas explicaciones posibles detrás de esta relación entre el sueño y la alimentación, teniendo en cuenta que estudios previos ya demostraron que las personas que duermen poco queman menos calorías.
Una es que el sueño “parece jugar un papel clave en cómo el cuerpo maneja las hormonas que controlar cuánto hambre tenemos, cuándo tenemos hambre y qué tipos de alimentos deseamos”, dijo
Michael Grandner, que estudia el sueño y sus trastornos en la University of Pennsylvania en Filadelfia. Otra explicación es que cuando las personas están cansadas tendrían más problemas para tomar decisiones alimenticias saludables.
“Es posible que cuando uno duerme poco sea más susceptible a cumplir los deseos” en lo que respecta a la comida, dijo St-Onge a Reuters Health.
Grandner añadió que es posible que la relación se dé en ambos sentidos y que comer mucha cantidad de ciertos tipos de alimentos pueda perjudicar el esquema de sueño de una persona, o que alguien con un trabajo estresante duerma muy poco y coma demasiado como resultado.
Descansar mal también se ha relacionado con otros problemas de salud, como la enfermedad cardíaca y la diabetes, que tienen sus propias asociaciones con el peso, lo que complica aun más el panorama, agregó.
Los resultados muestran que “el sueño debería ser una prioridad”, señaló el experto. Fuente: Reuters
La publicación de American Journal of Clinical Nutrition suma evidencia que respalda la relación entre la falta de sueño y el incremento de peso.
Aproximadamente entre 50 y 70 millones de residentes norteamericanos -incluida una cantidad importante de trabajadores con horarios rotativos- padecen privación crónica de descanso y trastornos del sueño, de acuerdo a los Institutos Nacionales de Salud.
“Si usted está intentando controlar su peso, sería útil no privarse de dormir”, dijo Marie-Pierre St-Onge, del Centro de Investigación de la Obesidad de Nueva York, en el Hospital St. Luke, que dirigió el estudio.
Aunque la investigación más reciente, al igual que otras que se realizaron antes, no prueba que la falta de sueño haga que las personas engorden, muestra que dormir bien debería ser una prioridad, señalaron expertos. St-Onge y sus colegas reclutaron a 30 hombres y mujeres de 30 a 50 años, todos con peso normal.
Los participantes vivieron y durmieron en un centro de investigación durante dos períodos distintos de cinco noches cada uno. Durante uno de los lapsos estudiados, se les permitió dormir nueve horas por noche.
En el otro período, sólo pudieron dormir cuatro horas. En ambos casos, recibieron una dieta estricta los primeros cuatro días de estadía y se les permitió comer lo que quisieran el quinto y último día de cada lapso.
Pruebas mostraron que más allá de qué esquema de sueño siguieran, las personas quemaban una cantidad similar de calorías, cerca de unas 2.600 por día.
Pero cuando se les quitaban horas de sueño, se alimentaban con unas 300 calorías más en promedio al final de cada día de estudio, comparado con cuando descansaban normalmente.
Los participantes que dormían bien consumían en promedio 2.500 calorías diarias, comparado con 2.800 cuando eran obligados a dormir menos.
Si eso se mantuviera en la vida diaria de una persona, colocaría a quienes no duermen bien en mayor riesgo de desarrollar obesidad, señalaron los autores. Los participantes también dijeron que se sentían más lentos y menos enérgicos después a unos pocos días de cumplir con el esquema de reducido de sueño.
Hay algunas explicaciones posibles detrás de esta relación entre el sueño y la alimentación, teniendo en cuenta que estudios previos ya demostraron que las personas que duermen poco queman menos calorías.
Una es que el sueño “parece jugar un papel clave en cómo el cuerpo maneja las hormonas que controlar cuánto hambre tenemos, cuándo tenemos hambre y qué tipos de alimentos deseamos”, dijo
Michael Grandner, que estudia el sueño y sus trastornos en la University of Pennsylvania en Filadelfia. Otra explicación es que cuando las personas están cansadas tendrían más problemas para tomar decisiones alimenticias saludables.
“Es posible que cuando uno duerme poco sea más susceptible a cumplir los deseos” en lo que respecta a la comida, dijo St-Onge a Reuters Health.
Grandner añadió que es posible que la relación se dé en ambos sentidos y que comer mucha cantidad de ciertos tipos de alimentos pueda perjudicar el esquema de sueño de una persona, o que alguien con un trabajo estresante duerma muy poco y coma demasiado como resultado.
Descansar mal también se ha relacionado con otros problemas de salud, como la enfermedad cardíaca y la diabetes, que tienen sus propias asociaciones con el peso, lo que complica aun más el panorama, agregó.
Los resultados muestran que “el sueño debería ser una prioridad”, señaló el experto. Fuente: Reuters
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