El primer puente colgante de los
Estados Unidos arriba a su 125
años ho 24 de mayo
"Happy Birthday Brooklyn Bridge"
El primer puente colgante de los Estados Unidos. Su imponente estructura inspiró a artistas de todo el mundo. Aseguran que su seguridad sigue siendo "perfecta".
Desde hace 125 años, sus elegantes pilares neogóticos se alzan hacia el cielo de Nueva York: el puente de Brooklyn -tensado por una red de cables de acero- es un punto de atracción para millones de visitantes.
El primer puente colgante de Estados Unidos, un milagro de la técnica del siglo XIX, fue diseñado por el ingeniero de origen alemán John Augustus Roebling (nacido Johann August Röbling) y terminado tras su muerte por su hijo Washington Roebling.
El gigantesco puente sobre el East River une desde el 24 de mayo de 1883 Manhattan con Brooklyn. Ha inspirado a artistas, cineastas y poetas como pocas edificaciones. Incluso hoy los políticos serios se entusiasman con su diseño.
"Su elegancia sigue irradiando brillo y hace surgir una sonrisa en los rostros de todos los neoyorquinos y estadounidenses, porque es el puente más bello del mundo.
Lo celebraremos como es debido", afirmó el alcalde de Brooklyn, Marty Markowitz. Con un enorme espectáculo de fuegos artificiales, una serenata del compositor de cine y teatro Marvin Hamlisch y una instalación de luz comenzaron en la noche del jueves los cinco días de festejos.
El regalo de cumpleaños, una renovación por valor de 300 millones de dólares (unos 191 millones de euros), llegará el año próximo.
Se tratará sin embargo en esencia en un cambio cosmético, ya que los tirantes de acero, los cables más importantes y por supuesto los dos pilares son aún los originales de hace 125 años.
Los ingenieros aseguran que la seguridad sigue siendo perfecta. El puente no trajo sin embargo mucha suerte a los dos Roebling durante los 13 años de construcción.
Durante unas labores de medición un pie de John Roebling quedó completamente aplastado y pocas semanas después murió de tétanos. Su hijo Washington tenía 32 años cuando se hizo cargo de los planes.
Para anclar profundamente los dos pilares en el lecho del río, experimentó con cajones neumáticos, una técnica hasta entonces poco probada. Debido a la actividad de buceo enfermó gravemente y quedó para siempre en silla de ruedas.
A partir de entonces siguió los avances del proyecto desde una ventana en Brooklyn mediante binoculares.
Su mujer, Emily, transmitía cada día las órdenes a los trabajadores. Ella fue la primera que tuvo el honor de atravesar el puente en un coche de caballos una vez terminado.
Junto a miles de neoyorquinos con banderas, cruzó el puente ese día también el presidente Chester Arthur. Cuando fue inaugurado, los neoyorquinos tenían que pagar peaje.
Hoy cruzan el East River de forma gratuita unos 126.000 automovilistas al día. El paso peatonal en la parte de arriba es utilizado a su vez por innumerables ciclistas, corredores o skaters. ¿Y qué hay más romántico que un paseo a última hora de la tarde por el puente de Brooklyn con el horizonte de Manhattan como fondo?
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