Según una investigación, quienes llevan adelante una dieta rica en azúcares y grasas tienen 58% más posibilidades de padecer este trastorno, en comparación con aquellos que siguen un plan de alimentación equilibrado, sano y rico en frutas, verduras o pescado.
Un equipo de científicos de la Universidad del Colegio de Londres, el Instituto Nacional para la Salud y la Investigación Médica de Francia, y la Universidad de Montpellier, también en Francia analizaron la relación entre la alimentación y la posibilidad de sufrir una depresión.
Más precisamente: la asociación entre seguir una dieta sana y equilibrada, y poder evitar el desarrollo de este trastorno sumamente complejo que no sólo afecta la vida social de quienes lo padecen, sino que además “se instala” tanto en la psiquis como en el cuerpo de los afectados.
“La mayoría de los trabajos previos sobre el tema se enfocaban en la acción que tienen determinados nutrientes respecto a la depresión, mientras nosotros tomamos y analizamos la alimentación como un todo”, afirmaron los responsables del estudio del que participaron 3.486 personas cuya edad promedio era 57 años.
Ese grupo se dividió durante los cinco años que duró la investigación en dos parcialidades más pequeñas.
Por un lado las personas que se alimentaban sanamente, con frutas, verduras, vegetales y pescado; y por el otro los que preferían los alimentos procesados, los azúcares, las frituras y los lácteos con grasa.
“Elaboramos un cuestionario destinado a evaluar la presencia de posibles alteraciones en el estado de ánimo, y establecimos que las personas que elegían los alimentos procesados tenían 58 por ciento más posibilidades de desarrollar depresión, en comparación con los que seguían una dieta sana”, añadieron los científicos.
“Estamos sumamente complacidos porque encontramos un patrón muy consistente de relación entre la manera de alimentarse y la posibilidad de desarrollar depresión. No obstante, será necesario realizar más estudios para confirmarlo de manera definitiva”, expusieron.
Esta necesidad surge de una duda: ¿son los que eligen una dieta rica en grasa los más susceptibles frente a la depresión, o por el contrario será que las personas que tienen tendencias depresivas por lo general optan por una dieta menos saludable?. ¿Se trata de una relación bilateral o una de las patologías “provoca” o desencadena la otra?.
“En general la relación entre la depresión y otras patologías es bilateral. Esto quiere decir que si bien hay cuadros depresivos que influyen en el desarrollo de determinadas patologías, también hay algunas enfermedades que pueden contribuir a que una persona padezca una enfermedad depresiva”, refirió ante la consulta de PRO-SALUD News el doctor Luis Hornstein (MN 32.290), médico psicoanalista, especialista en el tema y presidente de la Fundación para el Estudio de la Depresión (FUNDEP).
“A lo que hay que estar muy atentos es a los llamadas ‘depresiones enmascaradas’ que se dan cuando la alteración del estado de ánimo no se expresa a través de síntomas psíquicos como puede ser la tristeza, sino a partir de alteraciones fisiológicas”, completó el especialista.
Por otro lado cabe destacar que la depresión no es un estado de tristeza o angustia pasajero, sino un profundo problema que suele no obedecer a una sola causa, sino a muchas.
De hecho, se supone que el desarrollo de este trastorno obedece a la combinación de factores psicológicos, genéticos y bioquímicos.
Sus síntomas también son variados pues contrariamente a lo que mucha gente cree estar deprimido no tiene que ver siempre e indefectiblemente con estar tirado todo el día en una cama.
Quienes padecen este trastorno atraviesan diferentes etapas o momentos en los cuales habitualmente se apodera de ellos una marcada irritabilidad, un profundo desinterés por las actividades que antes solían disfrutar y un gran pesimismo.
Un equipo de científicos de la Universidad del Colegio de Londres, el Instituto Nacional para la Salud y la Investigación Médica de Francia, y la Universidad de Montpellier, también en Francia analizaron la relación entre la alimentación y la posibilidad de sufrir una depresión.
Más precisamente: la asociación entre seguir una dieta sana y equilibrada, y poder evitar el desarrollo de este trastorno sumamente complejo que no sólo afecta la vida social de quienes lo padecen, sino que además “se instala” tanto en la psiquis como en el cuerpo de los afectados.
“La mayoría de los trabajos previos sobre el tema se enfocaban en la acción que tienen determinados nutrientes respecto a la depresión, mientras nosotros tomamos y analizamos la alimentación como un todo”, afirmaron los responsables del estudio del que participaron 3.486 personas cuya edad promedio era 57 años.
Ese grupo se dividió durante los cinco años que duró la investigación en dos parcialidades más pequeñas.
Por un lado las personas que se alimentaban sanamente, con frutas, verduras, vegetales y pescado; y por el otro los que preferían los alimentos procesados, los azúcares, las frituras y los lácteos con grasa.
“Elaboramos un cuestionario destinado a evaluar la presencia de posibles alteraciones en el estado de ánimo, y establecimos que las personas que elegían los alimentos procesados tenían 58 por ciento más posibilidades de desarrollar depresión, en comparación con los que seguían una dieta sana”, añadieron los científicos.
“Estamos sumamente complacidos porque encontramos un patrón muy consistente de relación entre la manera de alimentarse y la posibilidad de desarrollar depresión. No obstante, será necesario realizar más estudios para confirmarlo de manera definitiva”, expusieron.
Esta necesidad surge de una duda: ¿son los que eligen una dieta rica en grasa los más susceptibles frente a la depresión, o por el contrario será que las personas que tienen tendencias depresivas por lo general optan por una dieta menos saludable?. ¿Se trata de una relación bilateral o una de las patologías “provoca” o desencadena la otra?.
“En general la relación entre la depresión y otras patologías es bilateral. Esto quiere decir que si bien hay cuadros depresivos que influyen en el desarrollo de determinadas patologías, también hay algunas enfermedades que pueden contribuir a que una persona padezca una enfermedad depresiva”, refirió ante la consulta de PRO-SALUD News el doctor Luis Hornstein (MN 32.290), médico psicoanalista, especialista en el tema y presidente de la Fundación para el Estudio de la Depresión (FUNDEP).
“A lo que hay que estar muy atentos es a los llamadas ‘depresiones enmascaradas’ que se dan cuando la alteración del estado de ánimo no se expresa a través de síntomas psíquicos como puede ser la tristeza, sino a partir de alteraciones fisiológicas”, completó el especialista.
Por otro lado cabe destacar que la depresión no es un estado de tristeza o angustia pasajero, sino un profundo problema que suele no obedecer a una sola causa, sino a muchas.
De hecho, se supone que el desarrollo de este trastorno obedece a la combinación de factores psicológicos, genéticos y bioquímicos.
Sus síntomas también son variados pues contrariamente a lo que mucha gente cree estar deprimido no tiene que ver siempre e indefectiblemente con estar tirado todo el día en una cama.
Quienes padecen este trastorno atraviesan diferentes etapas o momentos en los cuales habitualmente se apodera de ellos una marcada irritabilidad, un profundo desinterés por las actividades que antes solían disfrutar y un gran pesimismo.
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