Europa y los Estados Unidos reforzaron la seguridad en embajadas ante el temor de un atentado de Al-Qaeda.
Washington cerró su sede diplomática en Pakistán. Reino Unido detuvo a cinco británicos en cercanías de una planta nuclear.
Tras el ataque que terminó con la vida de Osama Bin Laden, no todo es entusiasmo y regocijo.
"No es el final", advertía el presidente estadounidense Barack Obama. "Hay que actuar sin descanso", opinaba el presidente francés Nicolas Sarkozy. "Hay que seguir en alerta", añadía la canciller alemana Angela Merkel.
Estados Unidos, por lo pronto, ha cerrado su embajada en Pakistán, y la del Salvador está bajo alerta, pero a nivel nacional, Estados Unidos se mantiene, por ahora, como antes.
El presidente estadounidense ha reconocido que Bin Laden no es un líder musulman, sino que su influencia se limitaba a determinados grupos radicales cercanos a Al-Qaeda. Pero las precauciones no están de más.
"Dada la incertidumbre y la volatilidad de la actual situación", indicó el Departamento de Estado, "urgimos a los ciudadanos estadounidenses en áreas donde estos acontecimientos pueden causar violencia antiestadounidense a limitar sus viajes fuera de sus casas y hoteles y a evitar concentraciones y demostraciones masivas".
En el Reino Unido, la Policía detuvo a cinco personas cerca de una planta de reprocesamiento nuclear de Sellafield, en el noroeste del país Inglaterra, en virtud de las leyes antiterroristas.
La Policía de Cumbria dijo que los hombres fueron arrestados después de que los agentes pararan un vehículo en un control cerca de la planta. Todos tenían alrededor de 20 años y eran de Londres, dijo la Policía.
España estudia si eleva el nivel de alerta, al igual que Nueva Zelanda. Australia, por ahora, ha decidido no hacerlo, pero el Gobierno ha decidido pedir a sus ciudadanos que tengan cuidado, sobre todo en los lugares en donde se celebren manifestaciones.
Quien sí ha elevado el nivel de alerta es Japón, pero sólo para las bases militares que tengan en el territorio.
Nigeria, por su parte, ha reforzado su nivel de seguridad para impedir atentados en lugares públicos y embajadas extranjeras, dado que una manifestación de apoyo a Bin Laden causó en el norte del país, de mayoría musulmana, 200 muertos en 2001.
Ya en América Latina, la Argentina ha comunicado que se prestará atención a las posibles consecuencias que puedan derivarse de la muerte del líder de Al-Qaeda.
"Estas cosas no me asustan ni me quitan el sueño, pero me obligan a ser cuidadoso y a actuar en consecuencia", dijo Aníbal Fernández, jefe de Gabinete de ministros del gobierno argentino.
Washington cerró su sede diplomática en Pakistán. Reino Unido detuvo a cinco británicos en cercanías de una planta nuclear.
Tras el ataque que terminó con la vida de Osama Bin Laden, no todo es entusiasmo y regocijo.
"No es el final", advertía el presidente estadounidense Barack Obama. "Hay que actuar sin descanso", opinaba el presidente francés Nicolas Sarkozy. "Hay que seguir en alerta", añadía la canciller alemana Angela Merkel.
Estados Unidos, por lo pronto, ha cerrado su embajada en Pakistán, y la del Salvador está bajo alerta, pero a nivel nacional, Estados Unidos se mantiene, por ahora, como antes.
El presidente estadounidense ha reconocido que Bin Laden no es un líder musulman, sino que su influencia se limitaba a determinados grupos radicales cercanos a Al-Qaeda. Pero las precauciones no están de más.
"Dada la incertidumbre y la volatilidad de la actual situación", indicó el Departamento de Estado, "urgimos a los ciudadanos estadounidenses en áreas donde estos acontecimientos pueden causar violencia antiestadounidense a limitar sus viajes fuera de sus casas y hoteles y a evitar concentraciones y demostraciones masivas".
En el Reino Unido, la Policía detuvo a cinco personas cerca de una planta de reprocesamiento nuclear de Sellafield, en el noroeste del país Inglaterra, en virtud de las leyes antiterroristas.
La Policía de Cumbria dijo que los hombres fueron arrestados después de que los agentes pararan un vehículo en un control cerca de la planta. Todos tenían alrededor de 20 años y eran de Londres, dijo la Policía.
España estudia si eleva el nivel de alerta, al igual que Nueva Zelanda. Australia, por ahora, ha decidido no hacerlo, pero el Gobierno ha decidido pedir a sus ciudadanos que tengan cuidado, sobre todo en los lugares en donde se celebren manifestaciones.
Quien sí ha elevado el nivel de alerta es Japón, pero sólo para las bases militares que tengan en el territorio.
Nigeria, por su parte, ha reforzado su nivel de seguridad para impedir atentados en lugares públicos y embajadas extranjeras, dado que una manifestación de apoyo a Bin Laden causó en el norte del país, de mayoría musulmana, 200 muertos en 2001.
Ya en América Latina, la Argentina ha comunicado que se prestará atención a las posibles consecuencias que puedan derivarse de la muerte del líder de Al-Qaeda.
"Estas cosas no me asustan ni me quitan el sueño, pero me obligan a ser cuidadoso y a actuar en consecuencia", dijo Aníbal Fernández, jefe de Gabinete de ministros del gobierno argentino.
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