La nueva estrategia que se plantea Barack Obama para Kabul no considera en ningún caso la salida de ese país, sostuvo hoy el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, quien además aseguró que esa "no es una opción".
"Abandonar Afganistán no forma parte de la decisión. No tenemos la opción de abandonar, eso está claro", indicó el portavoz en su rueda de prensa diaria.
Obama lleva a cabo una amplia serie de contactos para analizar la situación en esa guerra, que el miércoles cumplirá su octavo aniversario, y mañana martes tiene previsto reunirse en la Casa Blanca con legisladores demócratas y republicanos.
Según indicó Gibbs, los legisladores "forman una parte importante (del proceso) y el presidente quiere escucharles".
Además, Obama se reunirá esta semana en dos ocasiones con su equipo de Seguridad Nacional, el miércoles y el viernes, también para abordar la situación en Afganistán y las posibles opciones.
En el eje del debate se encuentra la conveniencia o no de reforzar la presencia militar norteamericana, que ya se aumentó a principios de este año en 21 mil soldados y se encuentra en 68 mil, la mayor cifra desde el comienzo de la guerra.
El general al mando de esas tropas, Stanley McChrystal, pidió refuerzos de cerca de 40 mil soldados y advirtió que de lo contrario la guerra puede perderse el año próximo, pero una parte de la Administración se muestra escéptica ante este pronóstico.
Un sector del Gobierno, en el que destaca el vicepresidente, Joe Biden, es más partidario de concentrar la estrategia en la lucha contra la red terrorista Al Qaeda en Pakistán, mientras que otros, entre los que al parecer se encuentra el enviado para Afganistán y Pakistán, Richard Holbrooke, abogan por conceder a McChrystal los refuerzos que solicita.
El presidente norteamericano se reunió en Copenhague el pasado viernes durante 25 minutos a solas con McChrystal, un día después de que el general, en un discurso en Londres, insistiera en la necesidad de reforzar la presencia militar.
Las disensiones dentro del equipo de asesores de Obama quedaron de manifiesto este fin de semana cuando el consejero de Seguridad Nacional, el general retirado James Jones, indicó en una entrevista televisada que lo correcto es que los militares transmitan sus opiniones "a través de la cadena de mando".
Jones también subrayó que la situación en Afganistán es "mucho más compleja" que una mera decisión sobre el envío de más tropas y es necesario que la nueva estrategia garantice que todos los factores progresen armoniosamente.
"Evidentemente la seguridad es muy importante, pero también el desarrollo económico y el funcionamiento de las instituciones políticas", declaró el alto funcionario.
Este fin de semana murieron ocho soldados estadounidenses y dos afganos en un ataque contra sus posiciones en la provincia oriental afgana de Nuristán, lanzado por una "milicia tribal". Fuente: AP
"Abandonar Afganistán no forma parte de la decisión. No tenemos la opción de abandonar, eso está claro", indicó el portavoz en su rueda de prensa diaria.
Obama lleva a cabo una amplia serie de contactos para analizar la situación en esa guerra, que el miércoles cumplirá su octavo aniversario, y mañana martes tiene previsto reunirse en la Casa Blanca con legisladores demócratas y republicanos.
Según indicó Gibbs, los legisladores "forman una parte importante (del proceso) y el presidente quiere escucharles".
Además, Obama se reunirá esta semana en dos ocasiones con su equipo de Seguridad Nacional, el miércoles y el viernes, también para abordar la situación en Afganistán y las posibles opciones.
En el eje del debate se encuentra la conveniencia o no de reforzar la presencia militar norteamericana, que ya se aumentó a principios de este año en 21 mil soldados y se encuentra en 68 mil, la mayor cifra desde el comienzo de la guerra.
El general al mando de esas tropas, Stanley McChrystal, pidió refuerzos de cerca de 40 mil soldados y advirtió que de lo contrario la guerra puede perderse el año próximo, pero una parte de la Administración se muestra escéptica ante este pronóstico.
Un sector del Gobierno, en el que destaca el vicepresidente, Joe Biden, es más partidario de concentrar la estrategia en la lucha contra la red terrorista Al Qaeda en Pakistán, mientras que otros, entre los que al parecer se encuentra el enviado para Afganistán y Pakistán, Richard Holbrooke, abogan por conceder a McChrystal los refuerzos que solicita.
El presidente norteamericano se reunió en Copenhague el pasado viernes durante 25 minutos a solas con McChrystal, un día después de que el general, en un discurso en Londres, insistiera en la necesidad de reforzar la presencia militar.
Las disensiones dentro del equipo de asesores de Obama quedaron de manifiesto este fin de semana cuando el consejero de Seguridad Nacional, el general retirado James Jones, indicó en una entrevista televisada que lo correcto es que los militares transmitan sus opiniones "a través de la cadena de mando".
Jones también subrayó que la situación en Afganistán es "mucho más compleja" que una mera decisión sobre el envío de más tropas y es necesario que la nueva estrategia garantice que todos los factores progresen armoniosamente.
"Evidentemente la seguridad es muy importante, pero también el desarrollo económico y el funcionamiento de las instituciones políticas", declaró el alto funcionario.
Este fin de semana murieron ocho soldados estadounidenses y dos afganos en un ataque contra sus posiciones en la provincia oriental afgana de Nuristán, lanzado por una "milicia tribal". Fuente: AP
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