Venecia se queda sin venecianos. Sus habitantes se han convertido en un espécimen en peligro de extinción debido a las duras condiciones de vida entre los canales y por ello crecen las iniciativas para sensibilizar sobre la despoblación de la ciudad.
Los datos demográficos confirman el rápido y paulatino crecimiento del éxodo de sus residentes, que eran 120.000 hace 40 años y son hoy menos de 60.000.
Algunos ciudadanos reunidos en el movimiento Venessia.com han organizado el próximo sábado el Funeral de Venecia, una iniciativa para llamar la atención sobre este problema.
"Hace dos años instalamos un panel luminoso en el que se mostraba la cuenta atrás de los residentes y decidimos que, cuando bajaran de los 60.000, organizaríamos el funeral de la ciudad. Ahora Venecia ya no es una ciudad, es un pueblecito", explica Matteo Secchi, uno de los promotores de la iniciativa.
Estudios genéticos
Los auténticos habitantes de la ciudad son tan pocos que, aprovechando la organización de este 'funeral', un grupo de estudiosos del Instituto Worcester Polytechnic de Massachusetts recogerán muestras del ADN de venecianos de al menos tres generaciones para estudiar y preservar su código genético.
En el acto del sábado se celebrará un cortejo fúnebre de lanchas que seguirán a un ataúd rojo, que simbolizará la muerte de la ciudad. Con esta provocación, los ciudadanos de Venecia quieren sensibilizar a la opinión pública sobre las dificultades a las que cada día se enfrentan los venecianos ante la falta de apoyo de las instituciones políticas.
Los residentes luchan cada día con mil incomodidades: las palomas, los precios excesivos, la basura y la invasión de los turistas. Muchas casas sufren verdaderas invasiones de ratas que, con la subida de la marea, se introducen en las viviendas por los conductos del baño. Pero aún peor es la marea baja, cuando los canales se secan y emanan un hedor insoportable.
Llamamiento a los políticos
Secchi explica que los precios de las casas son desorbitados por lo que los jóvenes tienen que marcharse a ciudades cercanas como Mestre. Además, vender la vivienda les resulta rentable, por lo que los residentes ofrecen sus casas para que se construyan hoteles.
Para evitar que continúe el éxodo, los pocos que quedan piden a los políticos algunas medidas que frenarían la marcha de los residentes.
Entre ellas, que se cese inmediatamente de abrir hoteles en Venecia, que se otorguen incentivos fiscales a los propietarios de casas que alquilen sus viviendas a venecianos y que se favorezca la compra de casas populares a aquellos que se marcharon para que regresen.
Con el Funeral, el movimiento cívico espera también que se produzca la "resurrección" y que la gente vuelva a vivir en la ciudad antes de que se convierta sólo en una meta turística, en una especie de parque temático del arte y la cultura.
Al fin y al cabo, dice Secchi, "Venecia es la ciudad del futuro. No hay coches, es todo área peatonal y se respira paz y tranquilidad".
Los datos demográficos confirman el rápido y paulatino crecimiento del éxodo de sus residentes, que eran 120.000 hace 40 años y son hoy menos de 60.000.
Algunos ciudadanos reunidos en el movimiento Venessia.com han organizado el próximo sábado el Funeral de Venecia, una iniciativa para llamar la atención sobre este problema.
"Hace dos años instalamos un panel luminoso en el que se mostraba la cuenta atrás de los residentes y decidimos que, cuando bajaran de los 60.000, organizaríamos el funeral de la ciudad. Ahora Venecia ya no es una ciudad, es un pueblecito", explica Matteo Secchi, uno de los promotores de la iniciativa.
Estudios genéticos
Los auténticos habitantes de la ciudad son tan pocos que, aprovechando la organización de este 'funeral', un grupo de estudiosos del Instituto Worcester Polytechnic de Massachusetts recogerán muestras del ADN de venecianos de al menos tres generaciones para estudiar y preservar su código genético.
En el acto del sábado se celebrará un cortejo fúnebre de lanchas que seguirán a un ataúd rojo, que simbolizará la muerte de la ciudad. Con esta provocación, los ciudadanos de Venecia quieren sensibilizar a la opinión pública sobre las dificultades a las que cada día se enfrentan los venecianos ante la falta de apoyo de las instituciones políticas.
Los residentes luchan cada día con mil incomodidades: las palomas, los precios excesivos, la basura y la invasión de los turistas. Muchas casas sufren verdaderas invasiones de ratas que, con la subida de la marea, se introducen en las viviendas por los conductos del baño. Pero aún peor es la marea baja, cuando los canales se secan y emanan un hedor insoportable.
Llamamiento a los políticos
Secchi explica que los precios de las casas son desorbitados por lo que los jóvenes tienen que marcharse a ciudades cercanas como Mestre. Además, vender la vivienda les resulta rentable, por lo que los residentes ofrecen sus casas para que se construyan hoteles.
Para evitar que continúe el éxodo, los pocos que quedan piden a los políticos algunas medidas que frenarían la marcha de los residentes.
Entre ellas, que se cese inmediatamente de abrir hoteles en Venecia, que se otorguen incentivos fiscales a los propietarios de casas que alquilen sus viviendas a venecianos y que se favorezca la compra de casas populares a aquellos que se marcharon para que regresen.
Con el Funeral, el movimiento cívico espera también que se produzca la "resurrección" y que la gente vuelva a vivir en la ciudad antes de que se convierta sólo en una meta turística, en una especie de parque temático del arte y la cultura.
Al fin y al cabo, dice Secchi, "Venecia es la ciudad del futuro. No hay coches, es todo área peatonal y se respira paz y tranquilidad".
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