Soldados iraníes se retiraron parcialmente de un pozo petrolero reclamado tanto por Teherán como por Bagdad, dijo hoy el portavoz del gobierno iraquí.
El portavoz del Gobierno Ali al-Dabbagh dijo que un pequeño grupo de los soldados iraníes que la semana pasada realizó una incursión en el campo petrolero de Fakka, ubicado en una remota región en la frontera de ambos países, ya no estaba en control del pozo.
"La bandera iraní fue bajada. Las tropas iraníes se retiraron 50 metros, pero no han regresado donde se encontraban antes. El Gobierno iraquí pidió a las tropas que volvieran donde se encontraban", indicó Dabbagh.
El funcionario sostuvo que una comisión conjunta intentará demarcar la frontera en la zona desértica, situada al sudeste de Bagdad. La situación en la frontera desencadenó una serie de llamadas y reuniones bilaterales de emergencia, donde Bagdad exigió un retiro inmediato, a la vez que trataba de evitar daños a su importante relación con la vecina Irán.
Durante una conversación telefónica el sábado por la noche, el ministro iraní de Relaciones Exteriores, Manouchehr Mottaki, y su contraparte iraquí Hoshiyar Zebari subrayaron la necesidad de mantener una reunión "con la intención de impulsar acuerdos fronterizos bilaterales", dijo la emisora iraní IRIB.
Los precios mundiales del petróleo subieron el viernes luego de los reportes iniciales de la prensa indicando que soldados iraníes habían tomado control del pozo iraquí.
La noticia resultó preocupante debido a que Irak se prepara para firmar enormes contratos con firmas energéticas internacionales, un hito en sus esfuerzos para apuntalar su sector petrolero y obtener fondos del extranjero, pese a los niveles de violencia y otros obstáculos para la inversión.
El conflicto con la región iraní musulmana chiíta, una rival con la cual Irak comparte profundos lazos históricos y religiosos, es un tema especialmente delicado para funcionarios iraquíes, que están a puertas de las elecciones parlamentarias del 7 de marzo.
Mientras el Gobierno de Irak intenta salir de la sombra de la post guerra, incluso los funcionarios de Bagdad que desean lazos amistosos con Teherán no pueden permitirse agachar la cabeza ante una potencia extranjera, especialmente Irán.
El portavoz del Gobierno Ali al-Dabbagh dijo que un pequeño grupo de los soldados iraníes que la semana pasada realizó una incursión en el campo petrolero de Fakka, ubicado en una remota región en la frontera de ambos países, ya no estaba en control del pozo.
"La bandera iraní fue bajada. Las tropas iraníes se retiraron 50 metros, pero no han regresado donde se encontraban antes. El Gobierno iraquí pidió a las tropas que volvieran donde se encontraban", indicó Dabbagh.
El funcionario sostuvo que una comisión conjunta intentará demarcar la frontera en la zona desértica, situada al sudeste de Bagdad. La situación en la frontera desencadenó una serie de llamadas y reuniones bilaterales de emergencia, donde Bagdad exigió un retiro inmediato, a la vez que trataba de evitar daños a su importante relación con la vecina Irán.
Durante una conversación telefónica el sábado por la noche, el ministro iraní de Relaciones Exteriores, Manouchehr Mottaki, y su contraparte iraquí Hoshiyar Zebari subrayaron la necesidad de mantener una reunión "con la intención de impulsar acuerdos fronterizos bilaterales", dijo la emisora iraní IRIB.
Los precios mundiales del petróleo subieron el viernes luego de los reportes iniciales de la prensa indicando que soldados iraníes habían tomado control del pozo iraquí.
La noticia resultó preocupante debido a que Irak se prepara para firmar enormes contratos con firmas energéticas internacionales, un hito en sus esfuerzos para apuntalar su sector petrolero y obtener fondos del extranjero, pese a los niveles de violencia y otros obstáculos para la inversión.
El conflicto con la región iraní musulmana chiíta, una rival con la cual Irak comparte profundos lazos históricos y religiosos, es un tema especialmente delicado para funcionarios iraquíes, que están a puertas de las elecciones parlamentarias del 7 de marzo.
Mientras el Gobierno de Irak intenta salir de la sombra de la post guerra, incluso los funcionarios de Bagdad que desean lazos amistosos con Teherán no pueden permitirse agachar la cabeza ante una potencia extranjera, especialmente Irán.
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