La típica fruta se come junto con otros frutos secos y hasta se encuentra en el pan dulce.
Si bien el exceso no es bueno, los especialistas afirman que “un puñado” de nueces puede ayudar al organismo a evitar algunas de las características del síndrome metabólico.
Las nueces tienen sustancias antioxidantes y antiinflamatorias, por lo que contribuyen a prevenir la acumulación de colesterol y la formación de tapones en las arterias.
Entonces, comer un puñado de nueces ayuda a controlar el colesterol y los triglicéridos pero además brinda saciedad, algo fundamental teniendo en cuenta que las nueces son un clásico de la mesa navideña.
Sin embargo, lo ideal es combinar estos alimentos con otros saludables como las verduras, las frutas y el pescado, y consecuentemente, evitar su asociación con aquellos ricos en grasas.
“Llevar adelante una dieta rica en alimentos antioxidantes es beneficioso ya que éstos tienden a estabilizar el organismo, más aún cuando se combinan de manera armoniosa y se consume de todo: fibra, semillas, frutos secos, frutas, verduras, lácteos, etc.”, expuso el doctor Lisandro García, médico nutricionista del Hospital Español.
Sin embargo, es sabido que durante la época de fiestas se producen desajustes en la dieta.
Por eso es necesario tener un límite. En este sentido, al ser consultada la doctora Rosa Labanca, médica nutricionista y directiva de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos de la Alimentación (Saota) remarcó que más allá de las particularidades y los beneficios que otorgan las nueces, es importante equilibrar la ingesta.
“Lo ideal sería comer sólo dos unidades de cada fruta. Dado que las opciones son múltiples, la idea es que podamos comer un poco de todo: nueces pero también garrapiñadas y otras”.
“En total -agregó Labanca- la cantidad ingerida no debería exceder las 250 ó 300 calorías. O sea 10 unidades de frutas secas“.
En la mesa dulce, “no hay necesidad de que haya mucha variedad, especialmente de turrones dado que con uno es suficiente. Además los frutos secos o las frutas disecadas tienen mucha menos cantidad de grasa que los turrones, con lo cual engordan menos”.
“El secreto -finalizó Labanca- está en comprar poco para no tentarse y mezclar todo. Combinar y cortar lo que haya en pedazos chicos.
El maridaje de los frutos secos con damascos, frutillas o cerezas, también puede resultar altamente beneficioso. ¿Otro secreto?, el pan dulce siempre debe estar cortado en rodajas pequeñas”.
Si bien el exceso no es bueno, los especialistas afirman que “un puñado” de nueces puede ayudar al organismo a evitar algunas de las características del síndrome metabólico.
Las nueces tienen sustancias antioxidantes y antiinflamatorias, por lo que contribuyen a prevenir la acumulación de colesterol y la formación de tapones en las arterias.
Entonces, comer un puñado de nueces ayuda a controlar el colesterol y los triglicéridos pero además brinda saciedad, algo fundamental teniendo en cuenta que las nueces son un clásico de la mesa navideña.
Sin embargo, lo ideal es combinar estos alimentos con otros saludables como las verduras, las frutas y el pescado, y consecuentemente, evitar su asociación con aquellos ricos en grasas.
“Llevar adelante una dieta rica en alimentos antioxidantes es beneficioso ya que éstos tienden a estabilizar el organismo, más aún cuando se combinan de manera armoniosa y se consume de todo: fibra, semillas, frutos secos, frutas, verduras, lácteos, etc.”, expuso el doctor Lisandro García, médico nutricionista del Hospital Español.
Sin embargo, es sabido que durante la época de fiestas se producen desajustes en la dieta.
Por eso es necesario tener un límite. En este sentido, al ser consultada la doctora Rosa Labanca, médica nutricionista y directiva de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos de la Alimentación (Saota) remarcó que más allá de las particularidades y los beneficios que otorgan las nueces, es importante equilibrar la ingesta.
“Lo ideal sería comer sólo dos unidades de cada fruta. Dado que las opciones son múltiples, la idea es que podamos comer un poco de todo: nueces pero también garrapiñadas y otras”.
“En total -agregó Labanca- la cantidad ingerida no debería exceder las 250 ó 300 calorías. O sea 10 unidades de frutas secas“.
En la mesa dulce, “no hay necesidad de que haya mucha variedad, especialmente de turrones dado que con uno es suficiente. Además los frutos secos o las frutas disecadas tienen mucha menos cantidad de grasa que los turrones, con lo cual engordan menos”.
“El secreto -finalizó Labanca- está en comprar poco para no tentarse y mezclar todo. Combinar y cortar lo que haya en pedazos chicos.
El maridaje de los frutos secos con damascos, frutillas o cerezas, también puede resultar altamente beneficioso. ¿Otro secreto?, el pan dulce siempre debe estar cortado en rodajas pequeñas”.
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