Hombres que, cada vez más, admiten sus engaños. Mujeres que hacen “la vista gorda” y optan por conductas más bien vengativas…lo que antes causaba espanto, hoy está casi aceptado socialmente. ¿Resignación o permiso para engañar?
Es difícil poder hablar de un tema que genera tantas emociones contrariadas, y por cierto saberse cornudo no es una mochila liviana en nuestra sociedad, aunque se intente disfrazar la situación de distintas maneras.
Es así como en la actualidad deviene como un tema de menor importancia y de menos rigor -así se entiende entre los más liberales-, sin embargo aún los hombres siguen escatimando en cuentos acerca de sus propios engaños descubiertos, encubren con la excusa de preservar el buen nombre de la persona infiel aunque es bien claro que el cuidado es hacia su propia persona y hacia sus emociones.
Es que sienten que quedan mal parados si la mujer busca en otro lado lo que no halla en su regazo.
Aunque en la actualidad es bastante común escuchar a los hombres hacerse cargo de ser infieles, de esta manera sienten menos presión cuando tienen el deseo de perdonar.
Las mujeres de nuestra cultura en forma coincidente empezaron a dejar de lado las angustias provocadas por un engaño injusto, prestan a sus amigas, o se acomodan a deseos incestuosos masculinos con tal de conservar la pareja a cualquier costo.
Ni orgullo, ni mala fama, se trata de comprender que el varón ha crecido con mensajes peculiares al respecto y que aún tiene modelos que les han hecho creer que comprometerse en un vínculo tiene sus consecuencias a largo plazo.
Mensajes subliminales como que se pasan los mejores años y se pierden de muchas cosas, las mujeres saben que por más que tengan el ojo en la cerradura cuando ellos quieren tirarse una canita lo hacen sin ningún tipo de impedimento, ya que seguro siempre poseen las herramientas de autoconvencimiento y de poder de seducción para endulzar el ambiente y darle una connotación al hecho casi inocente.
Las motivaciones en esta sociedad crecen rápidamente y tan a pasos agigantados, que una sensación de baja autoestima puede modificar cualquier inhibición en forma momentánea.
Competir es la consigna de estos tiempos y subsistir por más que el dolor sea grande, el bienestar de unos pocos despierta el deseo dormido de muchos y aunque esto suene como algo positivo sin duda marca la peor de las épocas descriptas como la era del no amor.
Hombres traicionados que han empezado a bajar la bandera rindiendo su aspecto machista y declarándose solo de carne y hueso, comprenden que la connotación de un cuerno no es más que una forma peyorativa de determinar una emoción que deviene en una situación que parecería insostenible pero que en la actualidad encuentra factores que la causan y en general atañe a ambos miembros de la pareja.
Suelo escuchar a los varones decir que el problema no pasa por la ofensa, sino porque pueden enterarse los amigos y entender que sucesos como éstos se deben a una mala calidad sexual, o a una falta de frecuencia o sin duda a la falta de experiencia respecto a la vaga información sexual, en pocas palabras lo que se entiende por ser mal amante.
Las mujeres suelen hacer “la vista gorda” últimamente a estas situaciones y tomar otra conducta con características más bien vengativas, ‘ojo por ojo diente por diente’ es la nueva moda del momento, hacen de cuenta que no ven, pero sienten y se dan permisos antes vedados como perdonar lo imperdonable.
Estamos viviendo una época de mensajes erróneos que clausuran los mejores amores, que descalifican la pasión como uno de los pilares de contención y de unión de las parejas.
Pierden la motivación y de inmediato quieren recuperarla en otros brazos en vez de ponerse a buscar la solución, en forma necia van por el mundo buscando tópicos que curen tristezas sin darse cuenta que no es la manera acertada de llegar al problema que los atañe, desde pérdida del deseo sexual, anorgasmia, disfunciones sexuales, falta de comunicación.
El autoengaño es una manera de negar una situación que empieza a crear un síntoma contemporáneo, la desilusión a la orden del día, tirando abajo toda posibilidad de mejorar la situación o de mantener relaciones estables y sanas.
En el consultorio a modo de evidencia escucho permanentemente historias que se repiten, personajes que cambian con el tiempo y que modifican promesas iniciales, sucesos que deterioran vínculos, engaños que llevan a las peores crisis de nuestra época, el final de matrimonios constituidos hace añares o de parejas que intentan encontrar la felicidad y que rápidamente bloquean cualquier posibilidad.
En un momento histórico de la sexualidad, donde todo es permitido, donde lo transgresivo se vuelve novedoso y hasta curiosidad morbosa de la masa,. es difícil hablar de parejas sanas, de matrimonios largos, de vínculos sanos.
Diría con certeza que es parte de un juego donde sin lugar a dudas se establece un ritual histriónico para seducir al otro, en cuanto a que la cantidad de conquistas y de posibilidades de relaciones casuales deja entrever una especie de misterio que despierta el deseo dormido por la rutina azarosa en la mayoría de los vínculos.
Es así como cuanto más deseado es aquel que nos acompaña más me interesa conservarlo de modo que mi conducta se vuelve claramente homosexual en la medida que existe una fijación respecto a ocupar nuestra mente en aquel del mismo sexo, más que en quien es parte de nuestro vinculo.
La respuesta favorable de muchos, respecto a no sentirse el único damnificado porque otros lo han vivido y padecido vuelve casi una estadística de mayor rango y un hecho cuasi normal algo que no hace mucho era absolutamente inaceptable.
Es así como lo que en otro momento hubiera sido un tema tan complicado, hoy pasó a ser un vicio de unos cuantos para evitar la monotonía. Fuente: Saludable
Es difícil poder hablar de un tema que genera tantas emociones contrariadas, y por cierto saberse cornudo no es una mochila liviana en nuestra sociedad, aunque se intente disfrazar la situación de distintas maneras.
Es así como en la actualidad deviene como un tema de menor importancia y de menos rigor -así se entiende entre los más liberales-, sin embargo aún los hombres siguen escatimando en cuentos acerca de sus propios engaños descubiertos, encubren con la excusa de preservar el buen nombre de la persona infiel aunque es bien claro que el cuidado es hacia su propia persona y hacia sus emociones.
Es que sienten que quedan mal parados si la mujer busca en otro lado lo que no halla en su regazo.
Aunque en la actualidad es bastante común escuchar a los hombres hacerse cargo de ser infieles, de esta manera sienten menos presión cuando tienen el deseo de perdonar.
Las mujeres de nuestra cultura en forma coincidente empezaron a dejar de lado las angustias provocadas por un engaño injusto, prestan a sus amigas, o se acomodan a deseos incestuosos masculinos con tal de conservar la pareja a cualquier costo.
Ni orgullo, ni mala fama, se trata de comprender que el varón ha crecido con mensajes peculiares al respecto y que aún tiene modelos que les han hecho creer que comprometerse en un vínculo tiene sus consecuencias a largo plazo.
Mensajes subliminales como que se pasan los mejores años y se pierden de muchas cosas, las mujeres saben que por más que tengan el ojo en la cerradura cuando ellos quieren tirarse una canita lo hacen sin ningún tipo de impedimento, ya que seguro siempre poseen las herramientas de autoconvencimiento y de poder de seducción para endulzar el ambiente y darle una connotación al hecho casi inocente.
Las motivaciones en esta sociedad crecen rápidamente y tan a pasos agigantados, que una sensación de baja autoestima puede modificar cualquier inhibición en forma momentánea.
Competir es la consigna de estos tiempos y subsistir por más que el dolor sea grande, el bienestar de unos pocos despierta el deseo dormido de muchos y aunque esto suene como algo positivo sin duda marca la peor de las épocas descriptas como la era del no amor.
Hombres traicionados que han empezado a bajar la bandera rindiendo su aspecto machista y declarándose solo de carne y hueso, comprenden que la connotación de un cuerno no es más que una forma peyorativa de determinar una emoción que deviene en una situación que parecería insostenible pero que en la actualidad encuentra factores que la causan y en general atañe a ambos miembros de la pareja.
Suelo escuchar a los varones decir que el problema no pasa por la ofensa, sino porque pueden enterarse los amigos y entender que sucesos como éstos se deben a una mala calidad sexual, o a una falta de frecuencia o sin duda a la falta de experiencia respecto a la vaga información sexual, en pocas palabras lo que se entiende por ser mal amante.
Las mujeres suelen hacer “la vista gorda” últimamente a estas situaciones y tomar otra conducta con características más bien vengativas, ‘ojo por ojo diente por diente’ es la nueva moda del momento, hacen de cuenta que no ven, pero sienten y se dan permisos antes vedados como perdonar lo imperdonable.
Estamos viviendo una época de mensajes erróneos que clausuran los mejores amores, que descalifican la pasión como uno de los pilares de contención y de unión de las parejas.
Pierden la motivación y de inmediato quieren recuperarla en otros brazos en vez de ponerse a buscar la solución, en forma necia van por el mundo buscando tópicos que curen tristezas sin darse cuenta que no es la manera acertada de llegar al problema que los atañe, desde pérdida del deseo sexual, anorgasmia, disfunciones sexuales, falta de comunicación.
El autoengaño es una manera de negar una situación que empieza a crear un síntoma contemporáneo, la desilusión a la orden del día, tirando abajo toda posibilidad de mejorar la situación o de mantener relaciones estables y sanas.
En el consultorio a modo de evidencia escucho permanentemente historias que se repiten, personajes que cambian con el tiempo y que modifican promesas iniciales, sucesos que deterioran vínculos, engaños que llevan a las peores crisis de nuestra época, el final de matrimonios constituidos hace añares o de parejas que intentan encontrar la felicidad y que rápidamente bloquean cualquier posibilidad.
En un momento histórico de la sexualidad, donde todo es permitido, donde lo transgresivo se vuelve novedoso y hasta curiosidad morbosa de la masa,. es difícil hablar de parejas sanas, de matrimonios largos, de vínculos sanos.
Diría con certeza que es parte de un juego donde sin lugar a dudas se establece un ritual histriónico para seducir al otro, en cuanto a que la cantidad de conquistas y de posibilidades de relaciones casuales deja entrever una especie de misterio que despierta el deseo dormido por la rutina azarosa en la mayoría de los vínculos.
Es así como cuanto más deseado es aquel que nos acompaña más me interesa conservarlo de modo que mi conducta se vuelve claramente homosexual en la medida que existe una fijación respecto a ocupar nuestra mente en aquel del mismo sexo, más que en quien es parte de nuestro vinculo.
La respuesta favorable de muchos, respecto a no sentirse el único damnificado porque otros lo han vivido y padecido vuelve casi una estadística de mayor rango y un hecho cuasi normal algo que no hace mucho era absolutamente inaceptable.
Es así como lo que en otro momento hubiera sido un tema tan complicado, hoy pasó a ser un vicio de unos cuantos para evitar la monotonía. Fuente: Saludable
No hay comentarios:
Publicar un comentario