En el momento inmediatamente posterior a una ruptura suele ser de desánimo con respecto al futuro de las relaciones amorosas.
Una especialista ofrece una serie de tips para sobrellevar esta situación
Todos anhelamos no sufrir por amor, pero ciertamente es bastante difícil que no nos toque el dolor por una ruptura amorosa.
¿Y después? ¿Qué pasa con el después?.
Y… Seguramente voy a estar triste; tal vez llore mucho, o poco… ¿Pero me quedaré resentida y a la defensiva para no volver a pasar lo mismo? ¿Pagarán justos por pecadores?.
Lo cierto es que cada persona lo afronta como puede, y justamente a los efectos de facilitar la llegada del olvido existen procesos, modos de disminuir el sufrimiento:
1- Lo primero es darse cuenta, luego de los clásicos enunciados “estoy confundida”, “no sé qué me pasa”, “necesito un tiempo”, etcétera, que es el momento de enfrentar la realidad por más dolorosa que resulte: hay que aceptar que esta relación se t-e-r-m-i-n-ó.
2- Apelar a los sostenes afectivos: amigos, familia, etcétera, lo que ayude a no sentirse en menor desamparo y soledad.
Y, mientras tanto, interrogarse acerca de qué pasó, cuándo comenzó este desenlace, qué es lo que no se vio a tiempo, y de haberlo visto, si lo hubiera podido evitar.
3- Es importante respetarse, mantener la dignidad. Esto significa no inventar justificaciones para llamar, pedir, preocupar y posiblemente obtener “más de lo mismo”.
Aunque el dolor nos toque la puerta es bueno respetarse y respetar pues los deseos no son voluntarios.
El amor no siempre es recíproco. Ello significa que por más que llamemos, entreguemos, suframos o extorsionemos, en una palabra, por las buenas o por las malas, si no hay encuentro, no lo hay. Y si nos damos cuenta de ello entonces comenzará el tiempo de sobreponerse a la ruptura.
Tratar de no aturdirse en exceso
La mayoría de las veces es bueno proponerse un momento de soledad para interrogarse, reflexionar a los efectos -y no solamente de pensar- para darse cuenta cuánto influye uno en el desenlace. Esto especialmente es bueno para salir fortalecido de la experiencia dolorosa.
Si hemos podido lograrlo, entonces comienza un nuevo momento. ¿De qué se trata? Pues de retomar actividades placenteras que habían sido dejadas de lado por “amor”.
¿Estudios? ¿Amistades? ¿Hobbies? En síntesis, de retomar fuentes de placer y de sostén que se habían relegado.
Así, poco a poco, llegará un día en que te encuentres otra vez atractiva/o, deseante de salir al mundo, o sea aceptar una invitación a una fiesta, a tomar un trago, a vivir mejor; y esta acción dará cuenta que comienzas a recuperarte de tu dolor de pérdida y entonces probablemente llegue el momento más importante.
Hay que valorar la soledad o, lo que es lo mismo, aprender a estar con uno mismo, pensarse en singular para vacaciones, gimnasia, viajes, lo que fuere y, por más que cueste, saber que hay soledades muy buenas, ricas, productivas y madurativas.
No debe negarse a nuevos comienzos: después de todo lo pasado y aunque la desconfianza se haya instalado, es bueno permitirse abrir las puertas a las posibilidades que la vida nos ofrece teniendo siempre presente que un nuevo amor debe ser exactamente eso, un nuevo amor y no un clavo que saque otro clavo.
Todo depende de cada persona. Algunos toleran mejor que otros el dolor y la autocrítica y se toman un intervalo para cambiar. Otras personas necesitan de “aventuras” y en el “mientras tanto” elaboran el olvido, el abandono y pueden al fin dar vuelta la página.
Propongo tomarse a sí mismo seriamente, y que la propia vida sea tan importante que se convierta en una brújula sabia que nos oriente por un mejor camino. Si no se puede solo debo pedir ayuda, consultar.Fuente: Saludable
Una especialista ofrece una serie de tips para sobrellevar esta situación
Todos anhelamos no sufrir por amor, pero ciertamente es bastante difícil que no nos toque el dolor por una ruptura amorosa.
¿Y después? ¿Qué pasa con el después?.
Y… Seguramente voy a estar triste; tal vez llore mucho, o poco… ¿Pero me quedaré resentida y a la defensiva para no volver a pasar lo mismo? ¿Pagarán justos por pecadores?.
Lo cierto es que cada persona lo afronta como puede, y justamente a los efectos de facilitar la llegada del olvido existen procesos, modos de disminuir el sufrimiento:
1- Lo primero es darse cuenta, luego de los clásicos enunciados “estoy confundida”, “no sé qué me pasa”, “necesito un tiempo”, etcétera, que es el momento de enfrentar la realidad por más dolorosa que resulte: hay que aceptar que esta relación se t-e-r-m-i-n-ó.
2- Apelar a los sostenes afectivos: amigos, familia, etcétera, lo que ayude a no sentirse en menor desamparo y soledad.
Y, mientras tanto, interrogarse acerca de qué pasó, cuándo comenzó este desenlace, qué es lo que no se vio a tiempo, y de haberlo visto, si lo hubiera podido evitar.
3- Es importante respetarse, mantener la dignidad. Esto significa no inventar justificaciones para llamar, pedir, preocupar y posiblemente obtener “más de lo mismo”.
Aunque el dolor nos toque la puerta es bueno respetarse y respetar pues los deseos no son voluntarios.
El amor no siempre es recíproco. Ello significa que por más que llamemos, entreguemos, suframos o extorsionemos, en una palabra, por las buenas o por las malas, si no hay encuentro, no lo hay. Y si nos damos cuenta de ello entonces comenzará el tiempo de sobreponerse a la ruptura.
Tratar de no aturdirse en exceso
La mayoría de las veces es bueno proponerse un momento de soledad para interrogarse, reflexionar a los efectos -y no solamente de pensar- para darse cuenta cuánto influye uno en el desenlace. Esto especialmente es bueno para salir fortalecido de la experiencia dolorosa.
Si hemos podido lograrlo, entonces comienza un nuevo momento. ¿De qué se trata? Pues de retomar actividades placenteras que habían sido dejadas de lado por “amor”.
¿Estudios? ¿Amistades? ¿Hobbies? En síntesis, de retomar fuentes de placer y de sostén que se habían relegado.
Así, poco a poco, llegará un día en que te encuentres otra vez atractiva/o, deseante de salir al mundo, o sea aceptar una invitación a una fiesta, a tomar un trago, a vivir mejor; y esta acción dará cuenta que comienzas a recuperarte de tu dolor de pérdida y entonces probablemente llegue el momento más importante.
Hay que valorar la soledad o, lo que es lo mismo, aprender a estar con uno mismo, pensarse en singular para vacaciones, gimnasia, viajes, lo que fuere y, por más que cueste, saber que hay soledades muy buenas, ricas, productivas y madurativas.
No debe negarse a nuevos comienzos: después de todo lo pasado y aunque la desconfianza se haya instalado, es bueno permitirse abrir las puertas a las posibilidades que la vida nos ofrece teniendo siempre presente que un nuevo amor debe ser exactamente eso, un nuevo amor y no un clavo que saque otro clavo.
Todo depende de cada persona. Algunos toleran mejor que otros el dolor y la autocrítica y se toman un intervalo para cambiar. Otras personas necesitan de “aventuras” y en el “mientras tanto” elaboran el olvido, el abandono y pueden al fin dar vuelta la página.
Propongo tomarse a sí mismo seriamente, y que la propia vida sea tan importante que se convierta en una brújula sabia que nos oriente por un mejor camino. Si no se puede solo debo pedir ayuda, consultar.Fuente: Saludable
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