El controvertido proceso de privatización de la seguridad de los Estados Unidos, bajo la administración Bush fue mucho más lejos de lo hasta ahora conocido.
La CIA contrató a Blackwater, una empresa vetada hoy en Irak a causa de la brutalidad de sus agentes, en su programa secreto para capturar o asesinar a los líderes de Al Qaeda, según informa 'The New York Times'.
La existencia de este programa secreto fue desvelado a la opinión pública el mes pasado, y generó una gran polémica ya que la administración Bush escondió su existencia al Congreso. Al tener conocimiento de él en junio, el director de la CIA, Leon Panetta, lo canceló inmediatamente por considerar que podría ser ilegal.
De acuerdo con el artículo del 'Times', que cita fuentes anónimas de la CIA, Blackwater ayudó a la agencia de espionaje en el marco del programa en tareas planificación, entrenamiento, y vigilancia.
El hecho de que esta compaía hubiera estado involucrada en el programa fue una de las razones que llevó a Panetta a suspenderlo, además de los obstáculos de tipo legal, logístico y diplomático que afrontaba.
Sin embargo, no está claro si la agencia de espionaje había planeado utilizar contratistas privados para capturar o asesinar a los líderes de Al Qaeda, o simplemente se dedicaron a tareas de entrenamiento de agentes de la CIA, y éstos serían quienes llevarían a cabo las misiones.
Si los agentes de Blackwater hubieran participado directamente en las operaciones, los Estados Unidos, habrían podido incurrir en enormes riesgos desde el punto de vista legal y diplomático.
En todo caso, el simple hecho de que el programa secreto, en el que la CIA invirtió medio millón de dólares durante los cerca de seis años que fue operativo, incluyera el asesinato de la dirección de Al Qaeda ya de por sí presenta serios problemas legales.
Desde el 1976, la agencia de espionaje tiene prohibido por decreto presidencial el llevar a cabo asesinatos, una consecuencia del escándalo que supuso la revelación aquel año a la opinión pública de que la CIA había intentado asesinar a Fidel Castro y otros líderes políticos extranjeros.
No obstante, según la administración Bush, el asesinato de los dirigentes de Al Qaeda, una organización que está en guerra con los EEUU, no es diferente que la de un soldado enemigo en el campo de batalla, por lo que no se ve constreñido por la orden firmada por el presidente Ford.
La noticia de la participación de Blackwater en el programa secreto de la CIA puede volver a poner encima de la mesa el debate sobre la polémica "privatización de la guerra" llevada a cabo por la administración Bush, que sus detractores consideran que ha violado a menudo la legalidad internacional.
En el esfuerzo bélico en Irak han participado decenas de miles de contratistas armados, constituyendo una especie de ejército privado de mercenarios sólo superado en efectivos por el norteamericano en este país asiático.
Los contratistas privados se han embolsado los últimos años cifras astronómicas a cambio de desarrollar tareas relacionadas con la seguridad, como patrullar las calles iraquíes, ejercer de escoltas de políticos y altos cargos militares, e incluso realizar interrogatorios a sospechosos de terrorismo detenidos por las fuerzas estadounidenses.
Entre las empresas que han ganado un mayor número de contratos figura Blackwater, una compañía famosa por haber sido acusada en diversas ocasiones de utilizar una violencia excesiva, e incluso gratuita.
Por ejemplo, algunos de sus agentes de Blackwater -ahora rebautizada como Xe Services para lavar su imagen- se vieron involucrados en un tiroteo en el centro de Bagdad que resultó en una matanza de 17 civiles. A raíz de ese incidente, el gobierno iraquí retiró a la empresa su licencia para actuar en el país. Fuente: The New York Times.
La existencia de este programa secreto fue desvelado a la opinión pública el mes pasado, y generó una gran polémica ya que la administración Bush escondió su existencia al Congreso. Al tener conocimiento de él en junio, el director de la CIA, Leon Panetta, lo canceló inmediatamente por considerar que podría ser ilegal.
De acuerdo con el artículo del 'Times', que cita fuentes anónimas de la CIA, Blackwater ayudó a la agencia de espionaje en el marco del programa en tareas planificación, entrenamiento, y vigilancia.
El hecho de que esta compaía hubiera estado involucrada en el programa fue una de las razones que llevó a Panetta a suspenderlo, además de los obstáculos de tipo legal, logístico y diplomático que afrontaba.
Sin embargo, no está claro si la agencia de espionaje había planeado utilizar contratistas privados para capturar o asesinar a los líderes de Al Qaeda, o simplemente se dedicaron a tareas de entrenamiento de agentes de la CIA, y éstos serían quienes llevarían a cabo las misiones.
Si los agentes de Blackwater hubieran participado directamente en las operaciones, los Estados Unidos, habrían podido incurrir en enormes riesgos desde el punto de vista legal y diplomático.
En todo caso, el simple hecho de que el programa secreto, en el que la CIA invirtió medio millón de dólares durante los cerca de seis años que fue operativo, incluyera el asesinato de la dirección de Al Qaeda ya de por sí presenta serios problemas legales.
Desde el 1976, la agencia de espionaje tiene prohibido por decreto presidencial el llevar a cabo asesinatos, una consecuencia del escándalo que supuso la revelación aquel año a la opinión pública de que la CIA había intentado asesinar a Fidel Castro y otros líderes políticos extranjeros.
No obstante, según la administración Bush, el asesinato de los dirigentes de Al Qaeda, una organización que está en guerra con los EEUU, no es diferente que la de un soldado enemigo en el campo de batalla, por lo que no se ve constreñido por la orden firmada por el presidente Ford.
La noticia de la participación de Blackwater en el programa secreto de la CIA puede volver a poner encima de la mesa el debate sobre la polémica "privatización de la guerra" llevada a cabo por la administración Bush, que sus detractores consideran que ha violado a menudo la legalidad internacional.
En el esfuerzo bélico en Irak han participado decenas de miles de contratistas armados, constituyendo una especie de ejército privado de mercenarios sólo superado en efectivos por el norteamericano en este país asiático.
Los contratistas privados se han embolsado los últimos años cifras astronómicas a cambio de desarrollar tareas relacionadas con la seguridad, como patrullar las calles iraquíes, ejercer de escoltas de políticos y altos cargos militares, e incluso realizar interrogatorios a sospechosos de terrorismo detenidos por las fuerzas estadounidenses.
Entre las empresas que han ganado un mayor número de contratos figura Blackwater, una compañía famosa por haber sido acusada en diversas ocasiones de utilizar una violencia excesiva, e incluso gratuita.
Por ejemplo, algunos de sus agentes de Blackwater -ahora rebautizada como Xe Services para lavar su imagen- se vieron involucrados en un tiroteo en el centro de Bagdad que resultó en una matanza de 17 civiles. A raíz de ese incidente, el gobierno iraquí retiró a la empresa su licencia para actuar en el país. Fuente: The New York Times.
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