La cumbre cerró este jueves sin acuerdo entre los democrátas y los republicanos. El presidente indicó que seguirá adelante sin la posición en caso de que no sea necesario.
La reunión en Blair House, frente a la Casa Blanca, y en la que participaron más de cuarenta legisladores demócratas y republicanos, concluyó tras siete horas y quince minutos de debate, 75 minutos más de lo previsto inicialmente.
Aunque al comienzo del encuentro Obama había llamado a centrarse en "las cosas" en las que están "de acuerdo", concluyó con la admisión de que no sabe si se podrán "acercar posiciones" para extender la cobertura médica a los treinta millones de norteamericanos que carecen de ella, uno de los objetivos de la reforma para los demócratas.
La sesión fue transmitida íntegramente por las cámaras de televisión, en una iniciativa insólita en los debates políticos en Washington.
Con ello, Obama buscaba por un lado cumplir su promesa de transparencia -durante la campaña electoral prometió televisar los debates sobre la reforma sanitaria, algo que no se cumplió en el primer año- y por otro, transmitir directamente sus propuestas a un público cada vez más escéptico.
Delante de las cámaras, ninguna de las partes se mostró muy inclinada a variar sus posiciones sobre una reforma que puede marcar el futuro del mandato de Obama.
"Las diferencias fundamentales entre los presentes no se pueden obviar", afirmó el senador republicano John Kyl, quien subrayó que "es muy difícil apoyar" algunos de los puntos principales de la reforma tal y como está concebida.
Los republicanos reclaman que se vuelva a comenzar desde el principio en la reforma, tras cerca de un año de negociaciones, algo que rechazan los demócratas.
Al término del encuentro, el presidente de los EEUU declaró a la prensa que "ha sido un debate fabuloso", pero "ahora habrá que ver si ha marcado alguna diferencia en las actitudes de la gente".
Obama apuntó que está dispuesto a seguir adelante únicamente con el apoyo demócrata. "No podemos permitirnos seguir otro año más así", declaró.
El presidente del Comité Nacional Republicano, Michael Steele quien no estuvo presente en la reunión, sostuvo al término del encuentro: "Ha sido exactamente lo que más temíamos: otro ejercicio de relaciones públicas para el presidente Obama" y los demócratas.
El encuentro, en el que participaron también el vicepresidente Joseph Biden y la secretaria de Sanidad, Kathleen Sebelius, tuvo un formato de cuatro sesiones, en las que se abordaron los diferentes aspectos de la reforma.
Los aspectos fueron el control de los costos, la reforma de los seguros médicos, la ampliación de la cobertura a los cerca de 30 millones de norteamericanos que carecen de ella y el recorte del déficit presupuestario.
La reforma sanitaria, la gran prioridad legislativa del presidente, se encuentra estancada en el Congreso desde que el pasado enero los demócratas perdieron la mayoría absoluta en el Senado.
Para intentar dar un nuevo impulso a esa iniciativa, Obama presentó el pasado lunes una nueva propuesta que combina los dos proyectos de ley que ya aprobaron las respectivas cámaras del Congreso, el Senado y la Cámara de Representantes, y que incluye límites a las subidas de las pólizas que las aseguradoras pueden imponer a sus clientes.
Los republicanos se oponen a la medida tal y como está prevista en ambos proyectos de ley y reclaman al presidente que se comience la negociación desde cero.
Si no se consiguen aproximar posturas, los demócratas parecen encaminados a ir en solitario y a optar por un procedimiento legislativo especial, conocido como "conciliación", para aprobar la reforma.
Mediante ese procedimiento, los demócratas sólo necesitarían una mayoría simple en el Senado, 51 votos, para aprobar la medida.
La posibilidad de recurrir a ese procedimiento especial ha generado numerosas críticas de los republicanos.
Los Estados Unidos son el único país industrializado que no proporciona un sistema de cobertura médica para todos sus ciudadanos. Fuente: EFE
La reunión en Blair House, frente a la Casa Blanca, y en la que participaron más de cuarenta legisladores demócratas y republicanos, concluyó tras siete horas y quince minutos de debate, 75 minutos más de lo previsto inicialmente.
Aunque al comienzo del encuentro Obama había llamado a centrarse en "las cosas" en las que están "de acuerdo", concluyó con la admisión de que no sabe si se podrán "acercar posiciones" para extender la cobertura médica a los treinta millones de norteamericanos que carecen de ella, uno de los objetivos de la reforma para los demócratas.
La sesión fue transmitida íntegramente por las cámaras de televisión, en una iniciativa insólita en los debates políticos en Washington.
Con ello, Obama buscaba por un lado cumplir su promesa de transparencia -durante la campaña electoral prometió televisar los debates sobre la reforma sanitaria, algo que no se cumplió en el primer año- y por otro, transmitir directamente sus propuestas a un público cada vez más escéptico.
Delante de las cámaras, ninguna de las partes se mostró muy inclinada a variar sus posiciones sobre una reforma que puede marcar el futuro del mandato de Obama.
"Las diferencias fundamentales entre los presentes no se pueden obviar", afirmó el senador republicano John Kyl, quien subrayó que "es muy difícil apoyar" algunos de los puntos principales de la reforma tal y como está concebida.
Los republicanos reclaman que se vuelva a comenzar desde el principio en la reforma, tras cerca de un año de negociaciones, algo que rechazan los demócratas.
Al término del encuentro, el presidente de los EEUU declaró a la prensa que "ha sido un debate fabuloso", pero "ahora habrá que ver si ha marcado alguna diferencia en las actitudes de la gente".
Obama apuntó que está dispuesto a seguir adelante únicamente con el apoyo demócrata. "No podemos permitirnos seguir otro año más así", declaró.
El presidente del Comité Nacional Republicano, Michael Steele quien no estuvo presente en la reunión, sostuvo al término del encuentro: "Ha sido exactamente lo que más temíamos: otro ejercicio de relaciones públicas para el presidente Obama" y los demócratas.
El encuentro, en el que participaron también el vicepresidente Joseph Biden y la secretaria de Sanidad, Kathleen Sebelius, tuvo un formato de cuatro sesiones, en las que se abordaron los diferentes aspectos de la reforma.
Los aspectos fueron el control de los costos, la reforma de los seguros médicos, la ampliación de la cobertura a los cerca de 30 millones de norteamericanos que carecen de ella y el recorte del déficit presupuestario.
La reforma sanitaria, la gran prioridad legislativa del presidente, se encuentra estancada en el Congreso desde que el pasado enero los demócratas perdieron la mayoría absoluta en el Senado.
Para intentar dar un nuevo impulso a esa iniciativa, Obama presentó el pasado lunes una nueva propuesta que combina los dos proyectos de ley que ya aprobaron las respectivas cámaras del Congreso, el Senado y la Cámara de Representantes, y que incluye límites a las subidas de las pólizas que las aseguradoras pueden imponer a sus clientes.
Los republicanos se oponen a la medida tal y como está prevista en ambos proyectos de ley y reclaman al presidente que se comience la negociación desde cero.
Si no se consiguen aproximar posturas, los demócratas parecen encaminados a ir en solitario y a optar por un procedimiento legislativo especial, conocido como "conciliación", para aprobar la reforma.
Mediante ese procedimiento, los demócratas sólo necesitarían una mayoría simple en el Senado, 51 votos, para aprobar la medida.
La posibilidad de recurrir a ese procedimiento especial ha generado numerosas críticas de los republicanos.
Los Estados Unidos son el único país industrializado que no proporciona un sistema de cobertura médica para todos sus ciudadanos. Fuente: EFE
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