Los hombres suelen pensar en cosas que ya
han experimentado y en cambio la mujer en
pensar en cosas que jamás han tenido
Los hombres y las mujeres son muy distintos en la cama. Para evitar frustraciones entre las sábanas hay que entender que existen diferencias en las fantasías sexuales.
Pretender unificarlas en la pareja es sólo una pérdida de tiempo. Es importante aprender a sacarles el mayor provecho.
"Los sueños de los hombres se asemejan a películas pornográficas", destacó la especialista Tracey Cox. "Tienen acción instantánea, acercamientos, destalles gráficos y se centran en la experiencia física".
Por su parte, las mujeres prefieren concentrarse en el marco del encuentro. "Utilizan la conversación para crear el ambiente", destacó la sexólogaEllas pueden fantasear con personas inalcanzables, como desconocidos o estrellas de cine. Mientras que el sexo opuesto opta por tener como protagonistas a mujeres que podrían ser conquistadas.
"Los hombre suelen pensar en cosas que ya experimentaron", remarcó la especialista. Por su parte, las mujeres optan por soñar con cosas que jamás probaron en la vida real.
Según los expertos las fantasías de ellos se incrementan con la falta de sexo. Mientras que ellas sueñan cuando más encuentros tienen.
Se define a las fantasías sexuales como cualquier imagen erótica o sexual que tiene una persona mientras está despierta y, por lo tanto, tiene plena conciencia de ella, haciendo la salvedad de que su aparición no depende de la voluntad del sujeto.
Resulta difícil de aceptar que el deseo sexual no esté encadenado a ninguna persona en particular; pues en tanto que es de raíz biológica y característico de la especie humana y animal, aparece ante la presencia de un estímulo sexual, el que detona el deseo y por ende, la fantasía sexual.
Habitualmente cuando una persona está enamorada, en especial durante los primeros tiempos del enamoramiento, tanto el deseo como la fantasía se orientan mayoritariamente hacia el ser amado.
Pero de ninguna manera se inhiben los centros receptores del cerebro que reaccionan naturalmente ante otros estímulos. Ante estas situaciones las personas pueden “dejar correr” la fantasía o apartarla de su mente.
La mayoría de las mujeres y los hombres tienen fantasías sexuales con alguien que no es su cónyuge o compañero sentimental, según un estudio publicado en The Journal of Sex Research, del Dr. Thomas V. Hicks, de la Universidad de Vermont en Burlington.
No hubo relación entre el hecho de tener fantasías sexuales con otra persona y la sensación de estar sintiendo algo normal, porque en la mayoría de los casos tenían cargos de conciencia y muchos estaban avergonzados.
Hicks indicó que las fantasías no aumentaban necesariamente el riesgo de serle infiel a la pareja. Sin embargo, puntualizó que el estudio halló que aquellos que habían engañado a sus parejas tuvieron una proporción mayor de fantasías sexuales que los demás.
En general, los investigadores hallaron que los hombres eran más propensos que las mujeres a experimentar fantasías sexuales con otra persona que no fuera su pareja, aunque 8 de cada 10 mujeres tiene fantasías con otro hombre.
La diferencia de género se mantuvo incluso después de descartar factores como la duración de la relación, el número de compañeros sexuales en el pasado, previos incidentes de engaños y posición socioeconómica, indicó Hicks.
Las mujeres fueron más propensas a tener fantasías con un compañero sexual del pasado que los hombres. Aunque el porcentaje de fantasías extradiádicas con compañeros del pasado fue muy pequeño para ambos sexos, este tipo de fantasías fue más frecuente en las mujeres que en los hombres, dijo Hicks.
También pareció existir una relación entre el número de compañeros sexuales en el pasado y las fantasías con otras personas, aunque esta asociación fue mucho más estrecha en las mujeres que en los hombres.
Este estudio representa la primera revisión empírica de la relativa frecuencia de las fantasías sexuales extradiádicas y la conexión entre este tipo de fantasías y el sexo, la duración de la relación, el número de parejas sexuales anteriores, las relaciones sexuales extradiádicas anteriores y la posición socioeconómica, dijo.
Hicks recalcó que es probable que las personas no se den cuenta de lo frecuente que es que los integrantes de una pareja tengan fantasías con otra persona que no sea su compañero.
Podría ayudar a los hombres y a las mujeres a entender y a comunicarse si existiera una conciencia de las diferencias y las similitudes entre ellos y entre lo que suscita sus fantasías sexuales, agregó.
Los hallazgos de este estudio pueden ser útiles a los terapeutas y otros especialistas que brindan tratamiento a las personas que se sienten culpables por tener fantasías sexuales con alguien que no es su pareja, o que reaccionan con celos a las fantasías sexuales reveladas por la pareja.
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