Betancourt vive
en Francia bajo
estrictas medidas
de seguridad y sigue
amenazada por la FARC
La ex rehén de las FARC manifestó que plasmar sus vivencias será una de las mejores terapias. "Me voy a aislar completamente para poder escribir", dijo
A Ingrid Betancourt todavía le duele el recuerdo de su cautiverio. Pero pasado un tiempo, la ex rehén franco colombiana confiesa que se ha propuesto enfrentarse a sus fantasmas y escribir un libro que recoja el testimonio de su secuestro.
Betancourt se encuentra estos días en la localidad de Oviedo, en el norte de España, donde el viernes recibirá el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia de manos del heredero de la corona española Felipe de Borbón. "Es un honor", señaló sobre este galardón, el más prestigioso de cuantos se conceden en España.
En una entrevista con AP, reconoció que poco a poco va superando las barreras del horror y aseguró que una de las mejores terapias para echar la vista atrás sin miedo es escribir.
"A partir del año entrante, me voy a aislar completamente para poder escribir. Va a ser la mejor manera de ayudarme. Es un deber dar testimonio con un espíritu constructivo. Si soy capaz, voy a escribir un libro sobre mi secuestro", dijo.
En apenas unos meses, su vida ha dado un giro radical. Después de seis años de secuestro, una operación militar de rescate a principios de julio logró liberarla a ella y a otros 14 rehenes.
Con la mirada perdida en un punto impreciso de la nada, como si estuviese visualizando otra vez la escena, todavía recuerda como empezó el año 2008, el de su libertad.
"Ibamos en una marcha, llegando a un campamento que no voy a olvidar. Era un campamento antiguo, hermoso por el sitio donde se encontraba. Me tocó colocarme cerca del río, y pensé que si empezaba el año mirando un río no podía sino traer cosas buenas. Y el río me trajo acá", relató.
Por eso, Betancourt, insistió en que su objetivo más inmediato es conseguir la liberación de los centenares de compañeros que permanecen secuestrados en la selva a manos de la guerrilla de las FARC. Lo demás, como el insistente rumor que la sitúa como candidata a la presidencia de Colombia, no le interesa.
"No está en mis planes y no creo que sea importante. Se pueden hacer muchas cosas desde otros espacios. La ambición de ser candidata no está en mi corazón, no lo deseo, no lo busco", dijo.
Mucho más preocupada se mostró por no poder regresar a Colombia. Vive en Francia, bajo estrictas medidas de seguridad, y sigue amenazada.
"El tema de las amenazas se toma muchas veces de manera ligera. Sabemos que existen contratos para matarnos y que las FARC quieren volver a capturar a todas las personas que fueron liberadas en julio, porque nos consideran prófugos. Hay que tener prudencia, pero estoy haciendo todo lo posible por volver a Colombia en algún momento", manifestó.
A pesar de estas amenazas y de un cautiverio infernal, el vocabulario de Betancourt parece no incluir la palabra rencor. Allá donde tiene un micrófono, de su boca sólo se escuchan una y otra vez mensajes de diálogo y reconciliación con la guerrilla colombiana.
En ese sentido, dio a entender que quizá el presidente Alvaro Uribe no sea el más indicado para iniciar esa senda de entendimiento que defiende.
"Estoy hablando con mi corazón. Creo que la negociación puede ser constructiva para mi país. Espero que eso se entienda y permita que otros recorran ese camino", señaló.
En su opinión, las FARC deben escuchar y abrirse definitivamente al mundo, porque todavía hay una oportunidad para ellos.
"La guerrilla está perdida en su propio laberinto. Su cúpula está descabezada y se están extremizando para cerrar filas en la organización. Ellos deben reflexionar, porque nadie puede justificar los horrores que siguen cometiendo.
Sin embargo, existe voluntad de abrirles un espacio. Pero es imposible que defiendan una opción política mientras mantengan secuestrados", reflexionó. Fuente: AP
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