Los 33 obreros chilenos aún están frágiles y se protegen del acoso de la prensa mundial. Montaron un ingenioso plan para salir en secreto del hospital.
Y acordaron no revelar detalles a los periodistas sobre los días de encierro. Sus roces y peleas bajo tierra serán siempre un misterio
Mientras la directora del Servicio de Salud del Hospital Regional de Copiapó leía el parte médico, tres furgones y dos ambulancias salieron a toda velocidad. Decenas de reporteros de todo el mundo salieron corriendo tras ellos, con la certeza de que allí viajaban los 33.
Pero era un señuelo: los vehículos estaban vacíos, y sirvieron para despistar mientras un grupo de mineros salía tranquilamente del centro médico.
"Los mineros dejaron el Hospital de Copiapó disfrazados de obreros", tituló La Tercera. Fuentes cercanas a los obreros le revelaron al diario chileno que seis de ellos se fueron de incógnito por la salida de emergencia del edificio, cubiertos con gorros y gafas.
Otros diez escaparon a bordo de dos camionetas de la Asociación Chilena de Seguridad, ante la mirada poco atenta de periodistas y fotógrafos.
"Me parece lamentable que persigan a personas que requieren un tiempo de descanso, un tiempo de adaptación, un tiempo con sus familias", criticó el ministro de Minería, Laurence Golborne.
En efecto, su colega Jaime Mañalich, ministro de Salud, relató sin dar nombres que uno de los mineros se despertó sobresaltado en una primera noche muy mala. "Yo tenía turno para recibir la paloma a esa hora. No sabía dónde estaba", le dijo.
"Varios están en una situación delicada desde el punto de vista emocional, por lo cual tenemos una cuota de intranquilidad, porque estamos entregando a las familias personas que están frágiles.
En cuanto las cosas empiecen a decantar, vivirán momentos extraordinariamente difíciles y van a necesitar ayuda, porque sus vidas ya no serán las mismas", advirtió Mañalich. Eso explica la preocupación por el acoso mediático.
Hubo ciertos episodios "graves" que no causaron ninguna gracia a las autoridades. La prensa difundió imágenes tomadas por los familiares en el interior de las piezas hospitalarias.
Los vehículos de canales de televisión y radio persiguieron de forma temeraria a los obreros en su trayecto al hospital. Para evitar más situaciones de ese tipo, se reforzó su custodia de Carabineros en el hospital y en sus casas.
Los 33 trabajadores, por su parte, resolvieron en conjunto que buena parte de la intimidad en la mina no será compartida con la prensa y quedará sepultada para siempre en San José.
Varios de ellos ya pidieron sumas extraordinarias de dinero para ofrecer entrevistas ejecutivas, pero aclararon que no hablarán más que de generalidades y sin entrar en detalles sobre sus compañeros.
"Hicimos un pacto bien lindo y bien claro en la mina para no contar nada de lo que pasó allí desde el 5 de agosto. Y espero que mis compañeros sepan cumplirlo. Ahora, necesitamos tiempo para superar este trago tan amargo", resumió el minero Juan Carlos Aguilar.
Durante los días de encierro, incluso, pidieron al jefe del equipo de psicólogos que los asesorara para legalizar por escrito el compromiso.
Ante las cámaras, insisten en que "fuimos un grupo muy unido y nunca hubo desacuerdos". Aseguraron que "todas las decisiones se votaban; como eramos 33, dieciséis más uno ya era mayoría".
Sin embargo, ya circulan versiones acerca de peleas y roces internos, sobre todo durante los primeros 17 terribles días de aislamiento.
Daniel Sanderson, un minero compañero del grupo que quedó afuera de la mina, reveló al diario británico The Guardian que había recibido una carta de alguno de ellos donde le relataba que incluso habrían llegado a tomarse a golpes.
"Se dividieron en tres grupos, ya que comenzaron a discutir y hasta hubo peleas", afirmó Sanderson.
Cierto o no, quedarán irresueltos algunos de los misterios por los que la prensa mundial invade a los 33.
¿Por qué cinco de ellos se separaron de los demás y no aparecieron en el primer video? ¿Cómo fue que Luis Urzúa, Mario Gómez y Omar Reygadas asumieron liderazgos simultáneos? Y sobre todo, ¿por qué no quieren hablar de eso?. Fuente: IBD
Y acordaron no revelar detalles a los periodistas sobre los días de encierro. Sus roces y peleas bajo tierra serán siempre un misterio
Mientras la directora del Servicio de Salud del Hospital Regional de Copiapó leía el parte médico, tres furgones y dos ambulancias salieron a toda velocidad. Decenas de reporteros de todo el mundo salieron corriendo tras ellos, con la certeza de que allí viajaban los 33.
Pero era un señuelo: los vehículos estaban vacíos, y sirvieron para despistar mientras un grupo de mineros salía tranquilamente del centro médico.
"Los mineros dejaron el Hospital de Copiapó disfrazados de obreros", tituló La Tercera. Fuentes cercanas a los obreros le revelaron al diario chileno que seis de ellos se fueron de incógnito por la salida de emergencia del edificio, cubiertos con gorros y gafas.
Otros diez escaparon a bordo de dos camionetas de la Asociación Chilena de Seguridad, ante la mirada poco atenta de periodistas y fotógrafos.
"Me parece lamentable que persigan a personas que requieren un tiempo de descanso, un tiempo de adaptación, un tiempo con sus familias", criticó el ministro de Minería, Laurence Golborne.
En efecto, su colega Jaime Mañalich, ministro de Salud, relató sin dar nombres que uno de los mineros se despertó sobresaltado en una primera noche muy mala. "Yo tenía turno para recibir la paloma a esa hora. No sabía dónde estaba", le dijo.
"Varios están en una situación delicada desde el punto de vista emocional, por lo cual tenemos una cuota de intranquilidad, porque estamos entregando a las familias personas que están frágiles.
En cuanto las cosas empiecen a decantar, vivirán momentos extraordinariamente difíciles y van a necesitar ayuda, porque sus vidas ya no serán las mismas", advirtió Mañalich. Eso explica la preocupación por el acoso mediático.
Hubo ciertos episodios "graves" que no causaron ninguna gracia a las autoridades. La prensa difundió imágenes tomadas por los familiares en el interior de las piezas hospitalarias.
Los vehículos de canales de televisión y radio persiguieron de forma temeraria a los obreros en su trayecto al hospital. Para evitar más situaciones de ese tipo, se reforzó su custodia de Carabineros en el hospital y en sus casas.
Los 33 trabajadores, por su parte, resolvieron en conjunto que buena parte de la intimidad en la mina no será compartida con la prensa y quedará sepultada para siempre en San José.
Varios de ellos ya pidieron sumas extraordinarias de dinero para ofrecer entrevistas ejecutivas, pero aclararon que no hablarán más que de generalidades y sin entrar en detalles sobre sus compañeros.
"Hicimos un pacto bien lindo y bien claro en la mina para no contar nada de lo que pasó allí desde el 5 de agosto. Y espero que mis compañeros sepan cumplirlo. Ahora, necesitamos tiempo para superar este trago tan amargo", resumió el minero Juan Carlos Aguilar.
Durante los días de encierro, incluso, pidieron al jefe del equipo de psicólogos que los asesorara para legalizar por escrito el compromiso.
Ante las cámaras, insisten en que "fuimos un grupo muy unido y nunca hubo desacuerdos". Aseguraron que "todas las decisiones se votaban; como eramos 33, dieciséis más uno ya era mayoría".
Sin embargo, ya circulan versiones acerca de peleas y roces internos, sobre todo durante los primeros 17 terribles días de aislamiento.
Daniel Sanderson, un minero compañero del grupo que quedó afuera de la mina, reveló al diario británico The Guardian que había recibido una carta de alguno de ellos donde le relataba que incluso habrían llegado a tomarse a golpes.
"Se dividieron en tres grupos, ya que comenzaron a discutir y hasta hubo peleas", afirmó Sanderson.
Cierto o no, quedarán irresueltos algunos de los misterios por los que la prensa mundial invade a los 33.
¿Por qué cinco de ellos se separaron de los demás y no aparecieron en el primer video? ¿Cómo fue que Luis Urzúa, Mario Gómez y Omar Reygadas asumieron liderazgos simultáneos? Y sobre todo, ¿por qué no quieren hablar de eso?. Fuente: IBD
No hay comentarios:
Publicar un comentario