La explosión en la central de Fukushima y el riesgo nuclear en Japón despiertan los fantasmas de otros grandes accidentes atómicos. Chernobyl es el más recordado, pero no el único.
La ventaja de las centrales nucleares es bien conocida: brindan energía libre de carbono a precios razonables. Pero, en trágicas ocasiones, las plantas atómicas muestran su costado más peligroso.
Discovery News elaboró un ránking de los cinco peores desastres de esa naturaleza en la historia, en base a informes del Departamento de Energía de los Estados Unidos, y de el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Esa agencia intergubernamental clasifica los accidentes nucleares con un criterio llamado "International Nuclear Event Scale" (INES), que va de 1 a 7. Los episodios más terribles, "accidentes graves", llevan el 7; a las "anomalías" de menor escala corresponde el 1.
La catástrofe de Chernobyl es el caso más famoso, pero hubo otros menos recordados que también causaron cientos de muertos.
1) Chernobyl. Unión Soviética, 26 de abril de 1986. Rating INES: 7. Fue el peor accidente atómico de la historia y el único calificado como "grave" por el OIEA.
Los técnicos necesitaban bajar la potencia del reactor al 25 por ciento de su capacidad para realizar un test de rutina, pero sin correr el riesgo de que se interrumpiera por completo el flujo.
Por eso desactivaron los sistemas de seguridad. Pero apagaron más barras de control de lo permitido, violando las normas de seguridad nuclear vigentes.
Unos segundos después de que comenzaran la prueba, la potencia subió de forma inesperada y extremadamente veloz. El cierre de emergencia del reactor falló. Se produjo una fusión nuclear que formó una nube de hidrógeno.
La temperatura subió a 2000ºC y se detonó una explosión suficiente para volar el techo de 100 toneladas del reactor. Allí comenzó una violenta fuga de elementos radiactivos.
Las cifras sobre las víctimas de Chernobyl son materia de debate, ya que la URSS se esforzó por ocultarlas.
Según la Organización Mundial de la Salud, unas 9 mil personas murieron por enfermedades derivadas de la radioactividad -cáncer, tiroides, malformaciones- en los años posteriores a la tragedia.
2) Kyshtym. Unión Soviética, 29 de septiembre de 1957. Rating INES: 6. Luego de la Segunda Guerra Mundial, los soviéticos se lanzaron a una temeraria carrera nuclear con los EEUU. La construcción irresponsable de la planta de Mayak se entiende en ese contexto.
Los conocimientos científicos del stalinismo no estaban maduros para el rubro. El sistema de refrigeración -mal diseñado- de un tanque con 70 toneladas de residuos radiactivos falló y la temperatura subió hasta provocar un estallido.
No hubo víctimas inmediatas de la explosión, pero el OIEA detectó una liberación ambiental de material nocivo a varios kilómetros de distancia.
El gobierno ocultó la información todo lo que pudo, hasta que tuvo que evacuar a 10 mil personas porque los reportes hablaban de gente a la que literalmente se le caía la piel. Se estima que unas 200 personas murieron de cáncer por la radioactividad.
3) Windscale. Gran Bretaña, 10 de octubre de 1957. Rating INES: 5. La central había sido erigida con fines militares y las actividades allí eran secretas. Los investigadores realizaban un experimento que requería elevar la temperatura del grafito.
Pero los indicadores del interior del reactor mostraban que el calor bajaba en lugar de subir. Por eso insistieron y aumentaron la potencia, sin éxito.
Informes posteriores mostraron que, en efecto, la temperatura había bajado. Pero sólo en una parte del reactor: en el resto, había alcanzado un nivel suficiente para causar un gigantesco incendio.
Con ese cuadro se encontraron los técnicos cuando abrieron el reactor. Los bomberos tardaron en actuar, ya que el calor era tan alto que al principio temían que el contacto con el hidrógeno del agua causara una explosión. La central quedó en ruinas.
El gobierno británico escondió el accidente, temeroso de que restara apoyo a su programa nuclear. Con excusas legales, adoptó como única medida la prohibición de venta de leche en un área de 500 kilómetros a la redonda.
Se calcula que unas 200 personas padecieron cáncer por la radioactividad, y que la mitad de ellas murieron.
4) Three Mile Island. Estados Unidos, 28 de marzo de 1979. Rating INES: 5. Fue el mayor accidente nuclear en la historia estadounidense. Todo comenzó con una simple avería en una tubería. Se abrió una pequeña válvula para aliviar la presión que la ruptura provocó en el reactor.
Debía cerrarse cuando la tarea hubiera concluído, pero funcionó mal y no lo hizo. Los sistemas de alerta también fallaron y los operadores no se enteraron de lo que ocurría.
El núcleo comenzó a calentarse y alcanzó los 2400ºC. El sistema de emergencia, dispuesto para enviar agua refrigerante al reactor, no se activó automáticamente. Unos minutos más hubieran alcanzado para que la central estallara en pedazos.
Por fortuna, los ingenieros detectaron a tiempo el problema y alcanzaron a enfriar el núcleo y estabilizarlo.
El accidente de Three Mile Island tuvo un profundo impacto en la opinión pública acerca de la energía nuclear. Desde entonces, ningún proyecto de planta recibió aprobación para su desarrollo.
5) Tokaimura. Japón, 30 de septiembre de 1999. Rating INES: 4. Ocurrió en las afueras de Tokio. Una barra de uranio enriquecido llegó a un reactor nuclear que había estado inactivo por más de tres años.
Sus operarios no tenían experiencia en el manejo de ese elemento; pusieron mucho más uranio en la solución para un tanque de precipitación de lo que estaba permitido. La planta no estaba preparada para eso.
Sólo cuando se drenó el tanque por completo se detuvo la radiación crítica, pero ya era tarde: dos de los tres técnicos que trabajaban allí murieron. Un centenar de vecinos fueron hospitalizados por la exposición a elementos nocivos.
La ventaja de las centrales nucleares es bien conocida: brindan energía libre de carbono a precios razonables. Pero, en trágicas ocasiones, las plantas atómicas muestran su costado más peligroso.
Discovery News elaboró un ránking de los cinco peores desastres de esa naturaleza en la historia, en base a informes del Departamento de Energía de los Estados Unidos, y de el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Esa agencia intergubernamental clasifica los accidentes nucleares con un criterio llamado "International Nuclear Event Scale" (INES), que va de 1 a 7. Los episodios más terribles, "accidentes graves", llevan el 7; a las "anomalías" de menor escala corresponde el 1.
La catástrofe de Chernobyl es el caso más famoso, pero hubo otros menos recordados que también causaron cientos de muertos.
1) Chernobyl. Unión Soviética, 26 de abril de 1986. Rating INES: 7. Fue el peor accidente atómico de la historia y el único calificado como "grave" por el OIEA.
Los técnicos necesitaban bajar la potencia del reactor al 25 por ciento de su capacidad para realizar un test de rutina, pero sin correr el riesgo de que se interrumpiera por completo el flujo.
Por eso desactivaron los sistemas de seguridad. Pero apagaron más barras de control de lo permitido, violando las normas de seguridad nuclear vigentes.
Unos segundos después de que comenzaran la prueba, la potencia subió de forma inesperada y extremadamente veloz. El cierre de emergencia del reactor falló. Se produjo una fusión nuclear que formó una nube de hidrógeno.
La temperatura subió a 2000ºC y se detonó una explosión suficiente para volar el techo de 100 toneladas del reactor. Allí comenzó una violenta fuga de elementos radiactivos.
Las cifras sobre las víctimas de Chernobyl son materia de debate, ya que la URSS se esforzó por ocultarlas.
Según la Organización Mundial de la Salud, unas 9 mil personas murieron por enfermedades derivadas de la radioactividad -cáncer, tiroides, malformaciones- en los años posteriores a la tragedia.
2) Kyshtym. Unión Soviética, 29 de septiembre de 1957. Rating INES: 6. Luego de la Segunda Guerra Mundial, los soviéticos se lanzaron a una temeraria carrera nuclear con los EEUU. La construcción irresponsable de la planta de Mayak se entiende en ese contexto.
Los conocimientos científicos del stalinismo no estaban maduros para el rubro. El sistema de refrigeración -mal diseñado- de un tanque con 70 toneladas de residuos radiactivos falló y la temperatura subió hasta provocar un estallido.
No hubo víctimas inmediatas de la explosión, pero el OIEA detectó una liberación ambiental de material nocivo a varios kilómetros de distancia.
El gobierno ocultó la información todo lo que pudo, hasta que tuvo que evacuar a 10 mil personas porque los reportes hablaban de gente a la que literalmente se le caía la piel. Se estima que unas 200 personas murieron de cáncer por la radioactividad.
3) Windscale. Gran Bretaña, 10 de octubre de 1957. Rating INES: 5. La central había sido erigida con fines militares y las actividades allí eran secretas. Los investigadores realizaban un experimento que requería elevar la temperatura del grafito.
Pero los indicadores del interior del reactor mostraban que el calor bajaba en lugar de subir. Por eso insistieron y aumentaron la potencia, sin éxito.
Informes posteriores mostraron que, en efecto, la temperatura había bajado. Pero sólo en una parte del reactor: en el resto, había alcanzado un nivel suficiente para causar un gigantesco incendio.
Con ese cuadro se encontraron los técnicos cuando abrieron el reactor. Los bomberos tardaron en actuar, ya que el calor era tan alto que al principio temían que el contacto con el hidrógeno del agua causara una explosión. La central quedó en ruinas.
El gobierno británico escondió el accidente, temeroso de que restara apoyo a su programa nuclear. Con excusas legales, adoptó como única medida la prohibición de venta de leche en un área de 500 kilómetros a la redonda.
Se calcula que unas 200 personas padecieron cáncer por la radioactividad, y que la mitad de ellas murieron.
4) Three Mile Island. Estados Unidos, 28 de marzo de 1979. Rating INES: 5. Fue el mayor accidente nuclear en la historia estadounidense. Todo comenzó con una simple avería en una tubería. Se abrió una pequeña válvula para aliviar la presión que la ruptura provocó en el reactor.
Debía cerrarse cuando la tarea hubiera concluído, pero funcionó mal y no lo hizo. Los sistemas de alerta también fallaron y los operadores no se enteraron de lo que ocurría.
El núcleo comenzó a calentarse y alcanzó los 2400ºC. El sistema de emergencia, dispuesto para enviar agua refrigerante al reactor, no se activó automáticamente. Unos minutos más hubieran alcanzado para que la central estallara en pedazos.
Por fortuna, los ingenieros detectaron a tiempo el problema y alcanzaron a enfriar el núcleo y estabilizarlo.
El accidente de Three Mile Island tuvo un profundo impacto en la opinión pública acerca de la energía nuclear. Desde entonces, ningún proyecto de planta recibió aprobación para su desarrollo.
5) Tokaimura. Japón, 30 de septiembre de 1999. Rating INES: 4. Ocurrió en las afueras de Tokio. Una barra de uranio enriquecido llegó a un reactor nuclear que había estado inactivo por más de tres años.
Sus operarios no tenían experiencia en el manejo de ese elemento; pusieron mucho más uranio en la solución para un tanque de precipitación de lo que estaba permitido. La planta no estaba preparada para eso.
Sólo cuando se drenó el tanque por completo se detuvo la radiación crítica, pero ya era tarde: dos de los tres técnicos que trabajaban allí murieron. Un centenar de vecinos fueron hospitalizados por la exposición a elementos nocivos.
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