Si bien el calendario dice que el verano termina el 21 de marzo, lo cierto es que el inicio de las clases marca el fin del tiempo de ocio y el retorno a la rutina. Entre las obligaciones a reiniciar figuran el gimnasio y la dieta.
Recomendaciones para un año saludableConcluye el verano. Atrás quedan la seguidilla de festejos, reuniones, vacaciones y momentos de merecido descanso que, junto a las “licencias alimentarias” y la interrupción de actividad física, suelen dejar huellas en nuestro cuerpo.
La cercanía del otoño anuncia la plena puesta en marcha de las actividades laborales, compromisos y proyectos.
La licenciada en Nutrición Anabel Ávila (MP 2496), del staff de Nutrición de La Posada del Qenti, dio una serie de recomendaciones básicas para poner en práctica para equilibrar ocupaciones y actividades diarias sin dejar de lado salud y bienestar.
• Tener en cuenta que realizar las cuatro comidas principales durante el día -desayuno, almuerzo, merienda y cena- mantienen el metabolismo activo y proveen a nuestro cuerpo de toda la energía necesaria.
Establecer anticipadamente los momentos para las cuatro comidas principales según las actividades del día evitará omitir alguna de ellas.
Para prevenir períodos prolongados sin comer (mayor a 3 horas), incorpore colaciones de alimentos en porciones chicas. Así mantiene la saciedad llegando con menos hambre a la siguiente comida, además de permitir un gasto de energía más eficiente.
• Comenzar el día con un desayuno completo en nutrientes y energía. Incluye, lácteos descremados (leche o yogur, quesos magros), frutas (frescas, enteras, en ensaladas o jugos), y cereales (panes, galletas bajas en grasas, pueden ser integrales, etc.).
Si desea puede incluir mermeladas y dulces, cuidando la cantidad. Está científicamente comprobado que desayunar contribuye a tener menos hambre en el transcurso de la jornada, posibilitando un mejor nivel de respuesta intelectual, física y emocional.
• Incorporar frutas y verduras, crudas y cocidas, variando su tipo y color. De este modo, nos aseguramos tener aporte de fibras, vitaminas y minerales, en pocas calorías.
• Hidratarse a lo largo del día, principalmente a través del agua y líquidos sin calorías (infusiones, mate sin azúcar, jugos naturales, caldo de verduras, bebidas y jugos light, en menos proporción).
• Poner nuestro cuerpo en movimiento para ser físicamente más activos. No sólo a través de rutinas específicas de entrenamiento en gimnasio o practicando algún deporte, sino también a través de caminatas espontáneas, subir escaleras, del baile, andar en bicicleta etc.
• Reservar algún momento especial del día o la semana para relajarse de la manera que más nos agrade: un pequeño mimo, a través de buena música, disfrutar de un paseo, masajes relajantes, o todo aquello que nos permita equilibrar emociones y conectarnos con nuestro cuerpo.
Recomendaciones para un año saludableConcluye el verano. Atrás quedan la seguidilla de festejos, reuniones, vacaciones y momentos de merecido descanso que, junto a las “licencias alimentarias” y la interrupción de actividad física, suelen dejar huellas en nuestro cuerpo.
La cercanía del otoño anuncia la plena puesta en marcha de las actividades laborales, compromisos y proyectos.
La licenciada en Nutrición Anabel Ávila (MP 2496), del staff de Nutrición de La Posada del Qenti, dio una serie de recomendaciones básicas para poner en práctica para equilibrar ocupaciones y actividades diarias sin dejar de lado salud y bienestar.
• Tener en cuenta que realizar las cuatro comidas principales durante el día -desayuno, almuerzo, merienda y cena- mantienen el metabolismo activo y proveen a nuestro cuerpo de toda la energía necesaria.
Establecer anticipadamente los momentos para las cuatro comidas principales según las actividades del día evitará omitir alguna de ellas.
Para prevenir períodos prolongados sin comer (mayor a 3 horas), incorpore colaciones de alimentos en porciones chicas. Así mantiene la saciedad llegando con menos hambre a la siguiente comida, además de permitir un gasto de energía más eficiente.
• Comenzar el día con un desayuno completo en nutrientes y energía. Incluye, lácteos descremados (leche o yogur, quesos magros), frutas (frescas, enteras, en ensaladas o jugos), y cereales (panes, galletas bajas en grasas, pueden ser integrales, etc.).
Si desea puede incluir mermeladas y dulces, cuidando la cantidad. Está científicamente comprobado que desayunar contribuye a tener menos hambre en el transcurso de la jornada, posibilitando un mejor nivel de respuesta intelectual, física y emocional.
• Incorporar frutas y verduras, crudas y cocidas, variando su tipo y color. De este modo, nos aseguramos tener aporte de fibras, vitaminas y minerales, en pocas calorías.
• Hidratarse a lo largo del día, principalmente a través del agua y líquidos sin calorías (infusiones, mate sin azúcar, jugos naturales, caldo de verduras, bebidas y jugos light, en menos proporción).
• Poner nuestro cuerpo en movimiento para ser físicamente más activos. No sólo a través de rutinas específicas de entrenamiento en gimnasio o practicando algún deporte, sino también a través de caminatas espontáneas, subir escaleras, del baile, andar en bicicleta etc.
• Reservar algún momento especial del día o la semana para relajarse de la manera que más nos agrade: un pequeño mimo, a través de buena música, disfrutar de un paseo, masajes relajantes, o todo aquello que nos permita equilibrar emociones y conectarnos con nuestro cuerpo.
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