Los trastornos de pánico, ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo, fobias, estrés postraumático son algunos de los males que proliferan en los tiempos que corren.
Por qué afectan más a las mujeres. Características de males que llegan a incapacitar a quien los sufre
En los últimos años las mujeres comenzaron a sobreexigirse como nunca lo habían hecho. Por un lado accedieron a posibilidades que sus abuelas nunca hubiesen imaginado, desarrollándose en lo profesional y laboral.
Esta situación les permitió gozar de independencia económica; pero estos cambios trajeron consigo síntomas de ansiedad que sus abuelas no sufrían.
Según la licenciada Gabriela Martínez Castro, directora del Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad (Ceeta), “la gran mayoría de las consultas por trastornos de ansiedad las recibimos por parte del sexo femenino, lo cual tiene diversas causas, como las hormonales; una mayor carga de responsabilidades simultáneas como el hogar, los hijos y la profesión; mayor predisposición genética a padecer dichos cuadros; y más permiso social para expresar lo que emocionalmente sienten, incluidos los temores”.
Durante la última década, son de público conocimiento casos de trastornos de ansiedad que se registraron en la sociedad: como el trastorno de pánico, el trastorno por ansiedad generalizada, el obsesivo-compulsivo, las fobias, trastorno por ansiedad social y trastorno por estrés postraumático.
El trastorno de pánico se caracteriza por la aparición súbita e inesperada de una crisis, que alcanza su máxima intensidad a los 10 minutos y puede estar acompañada de diversos síntomas físicos y psíquicos.
En el caso de la ansiedad social, las características esenciales del cuadro son el temor a ser evaluado negativamente, rechazado o burlado, y van acompañadas de síntomas físicos como ruborización, intensa sudoración, taquicardia. También, en casos más extremos, podría llegar a desarrollarse una crisis de pánico.
“Siendo que los trastornos de ansiedad van evolucionando hasta incapacitar a quien los sufre, es por esto mismo que son las mujeres quienes más consultan, ya que poco a poco les va impidiendo realizar las tareas habituales, como movilizarse solas, trabajar, estudiar, relacionarse con los demás.
Llegan a depender de la compañía de otros por temor a padecer una crisis y no disponer de ayuda en caso de considerarla necesaria”, agregó Martínez Castro
Es así como todo el entorno se ve afectado por la incapacidad que impone el trastorno y son las mujeres quienes más rápido consultan, ya que hoy día se torna difícil no cumplir con las tareas cotidianas considerando que son ellas quienes asumen el mayor número de roles.
El tratamiento
Según su experiencia, Martínez Castro propone realizar terapias cognitivas conductuales que se caracterizan fundamentalmente porque son breves: de 6 meses a 1 año con una alta participación del paciente, con tareas para el hogar y acompañamiento del enfermo en la situación de dificultad.
Martínez Castro trabaja sobre los patrones de conducta que están distorsionados y que por lo tanto no son acordes a una vida saludable, como así también sobre el aspecto cognitivo, es decir, sobre las formas que adquiere el pensamiento de la persona, que en caso de ser enferma está alterado al realizar conclusiones erróneas.
Dicha terapia se realiza en conjunto psicólogo-paciente, con la participación eventual de un acompañante terapéutico o co-terapeuta, por lo general alguien del círculo familiar. También se rescata que durante las sesiones la psicóloga, según el avance que presente el paciente, lo acompaña a la situación concreta que le produce ansiedad.
Lo importante es que es necesario tratarlos ya que “con un trastorno de ansiedad es imposible vivir. Ninguno permite el curso normal de la vida, y la persona no puede solucionarlo sola, debe recurrir a ayuda profesional”, explicó la psicóloga.
Y en este tipo de tratamientos se provee las herramientas necesarias para que quien lo padezca se sienta recuperado y pueda continuar una vida saludable. Fuente: Saludable.
Por qué afectan más a las mujeres. Características de males que llegan a incapacitar a quien los sufre
En los últimos años las mujeres comenzaron a sobreexigirse como nunca lo habían hecho. Por un lado accedieron a posibilidades que sus abuelas nunca hubiesen imaginado, desarrollándose en lo profesional y laboral.
Esta situación les permitió gozar de independencia económica; pero estos cambios trajeron consigo síntomas de ansiedad que sus abuelas no sufrían.
Según la licenciada Gabriela Martínez Castro, directora del Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad (Ceeta), “la gran mayoría de las consultas por trastornos de ansiedad las recibimos por parte del sexo femenino, lo cual tiene diversas causas, como las hormonales; una mayor carga de responsabilidades simultáneas como el hogar, los hijos y la profesión; mayor predisposición genética a padecer dichos cuadros; y más permiso social para expresar lo que emocionalmente sienten, incluidos los temores”.
Durante la última década, son de público conocimiento casos de trastornos de ansiedad que se registraron en la sociedad: como el trastorno de pánico, el trastorno por ansiedad generalizada, el obsesivo-compulsivo, las fobias, trastorno por ansiedad social y trastorno por estrés postraumático.
El trastorno de pánico se caracteriza por la aparición súbita e inesperada de una crisis, que alcanza su máxima intensidad a los 10 minutos y puede estar acompañada de diversos síntomas físicos y psíquicos.
En el caso de la ansiedad social, las características esenciales del cuadro son el temor a ser evaluado negativamente, rechazado o burlado, y van acompañadas de síntomas físicos como ruborización, intensa sudoración, taquicardia. También, en casos más extremos, podría llegar a desarrollarse una crisis de pánico.
“Siendo que los trastornos de ansiedad van evolucionando hasta incapacitar a quien los sufre, es por esto mismo que son las mujeres quienes más consultan, ya que poco a poco les va impidiendo realizar las tareas habituales, como movilizarse solas, trabajar, estudiar, relacionarse con los demás.
Llegan a depender de la compañía de otros por temor a padecer una crisis y no disponer de ayuda en caso de considerarla necesaria”, agregó Martínez Castro
Es así como todo el entorno se ve afectado por la incapacidad que impone el trastorno y son las mujeres quienes más rápido consultan, ya que hoy día se torna difícil no cumplir con las tareas cotidianas considerando que son ellas quienes asumen el mayor número de roles.
El tratamiento
Según su experiencia, Martínez Castro propone realizar terapias cognitivas conductuales que se caracterizan fundamentalmente porque son breves: de 6 meses a 1 año con una alta participación del paciente, con tareas para el hogar y acompañamiento del enfermo en la situación de dificultad.
Martínez Castro trabaja sobre los patrones de conducta que están distorsionados y que por lo tanto no son acordes a una vida saludable, como así también sobre el aspecto cognitivo, es decir, sobre las formas que adquiere el pensamiento de la persona, que en caso de ser enferma está alterado al realizar conclusiones erróneas.
Dicha terapia se realiza en conjunto psicólogo-paciente, con la participación eventual de un acompañante terapéutico o co-terapeuta, por lo general alguien del círculo familiar. También se rescata que durante las sesiones la psicóloga, según el avance que presente el paciente, lo acompaña a la situación concreta que le produce ansiedad.
Lo importante es que es necesario tratarlos ya que “con un trastorno de ansiedad es imposible vivir. Ninguno permite el curso normal de la vida, y la persona no puede solucionarlo sola, debe recurrir a ayuda profesional”, explicó la psicóloga.
Y en este tipo de tratamientos se provee las herramientas necesarias para que quien lo padezca se sienta recuperado y pueda continuar una vida saludable. Fuente: Saludable.
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