lunes, 11 de mayo de 2009

Benedicto XVI insta a los cristianos que sufren violencia al perdón y la reconciliación

Después de haber contemplado desde las alturas del Monte Nebo el lugar del Bautismo de Jesús, Benedicto XVI bajó ayer hasta las orillas del Jordán para bendecir las primeras piedras de dos iglesias que se alzarán en ese lugar donde se había perdido por completo la memoria de lo sucedido hace dos mil años.

El Gobierno jordano ha facilitado convertir toda la zona en un extenso centro de peregrinaciones que enriquece la lista de los Santos Lugares.

El Rey de Jordania, Abdalláh II, que está prodigando al máximo los detalles de afecto con el Papa, acudió ayer con su esposa, la Reina Rania, para acompañar a Benedicto XVI en la visita a los extensos terrenos puestos a disposición de los peregrinos.

Los Reyes de Jordania y el Príncipe Ghazi, quien le había recibido el día anterior en la nueva mezquita de Ammán, recorrieron el parque natural con el Papa en un cochecito eléctrico.

A medida que le explicaban los pormenores históricos y arqueológicos, Benedicto XVI mostraba cada vez más interés, hasta el punto que se pararon en un lugar y el Rey Abdalláh II bajó del cochecito para que el Papa pudiese ver mejor.

El yacimiento de Wadi al Kharrar, «el valle del murmullo de las aguas», es uno de los últimos grandes descubrimientos de arqueología bíblica, pues se han encontrado los cimientos de veinte iglesias y lugares de culto de la época romana y bizantina.Se trata de «Betania al otro lado del Jordán donde Juan bautizaba, y a donde acudió Jesús.

En la ceremonia de bendición de las primeras piedras de las dos nuevas iglesias -una de rito latino y otra de rito melquita- el Papa indicó que aquí el Espíritu del Señor llamó a Juan, hijo de Zacarías, para que predicase la conversión de los corazones.

Y Juan el Evangelista sitúa en esta zona el encuentro del Bautista con Jesús, sobre quien el Espíritu del Señor descendió en forma de paloma para proclamar que era el Hijo muy amado

Varios millares de fieles, entre los que había muchos jóvenes, dieron un cariñoso recibimiento al Papa.

El Santo Padre comentó que «Jesús esperó a la cola junto con pecadores y aceptó el bautismo de penitencia de Juan como un signo profético de su propia pasión, muerte y resurrección para el perdón de los pecados.

Varios millares de fieles, entre los que había muchos jóvenes, dieron un cariñoso recibimiento al Papa, al que coreaban y saludaban con canciones árabes y también con un improvisado canto rítmico en italiano: Benedetto... Benvenuto!.

Aparte de los fieles de Jordania había peregrinos de muchos otros países y ondeaban banderas de casi todas las naciones de Oriente Medio, pues la Tierra Santa y la Tierra de la Biblia va desde Egipto al Líbano y desde la antigua Palestina a la Antigua Mesopotamia.

El Papa les recordó que los cristianos de estos países castigados por la violencia «deben promover el dialogo y el entendimiento en la sociedad civil especialmente cuando exigen sus legítimos derechos.

En el Medio Oriente, marcado por el trágico sufrimiento y las tensiones sin resolver, los cristianos están llamados a ofrecer su contribución -inspirada en el ejemplo de Jesús- a la reconciliación y a la paz a través del perdón y la generosidad».
Hacia Israel

Los tres días de Benedicto XVI en Jordania han sido como un sueño maravilloso pues ha disfrutado de la hospitalidad de los Reyes, del cariño de los fieles y de una extraordinaria oportunidad para dirigirse a líderes musulmanes por primera vez desde una mezquita. Su mensaje de buen entendimiento ha calado en Jordania. En Israel el terreno es mucho más difícil.

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