Más de una hora estuvo con su pasaporte retenido el escritor peruano-hispano Mario Vargas Llosa en el caraqueño aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía.
Las autoridades migratorias le advirtieron que no hablara de política interna de Venezuela ni se metiera contra sus instituciones.
En su vuelo procedente de Bogotá el escritor peruano no recibió hoy miércoles un trato hospitalario como las otras veces que había visitado a Caracas.
Los funcionarios de la aduana, que son los primeros en marcar la imagen de un país, le arrugaron la cara y lo tuvieron ahí sentado junto a su esposa, mientras le revisaban exhaustivamente su valija, sin dar mayor explicación del motivo de la detención.
Por lo general cuando se retiene a algún pasajero en la aduana de un aeropuerto es porque tiene cuentas pendientes con la justicia, bien porque es solicitado por la Interpol o por un tribunal interno, o porque transporta una mercancía sospechosa.
Por si fuera poco, los funcionarios le dijeron que los agentes de la policía política, Disip, le acompañarían hasta el hotel donde se hospedaría en la ciudad pero el escritor rechazó tal ofrecimiento por lo que se trasladó con su esposa y los anfitriones que lo habían ido a buscar del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico por la Libertad, Cedice, cuyo foro se celebrará entre el jueves y viernes de esta semana.
Igual tratamiento hostil lo recibió su hijo el periodista Alvaro Vargas Llosa, quien este lunes permaneció por más de tres horas, como en el limbo, en la sala migratoria del aeropuerto de Maiquetía, esperando que lo soltaran.
Los funcionarios también le advirtieron que no hablara de la política interna cuando lo pusieron en libertad. Algunos invitados del foro de Cedice como los Vargas Llosa han podido sufrir en carne propia la censura que impone el gobierno de Chávez apenas aterrizan al territorio venezolano.
El caso del ex presidente boliviano Jorge Quiroga es otro. Aseguró que no fue retenido tanto tiempo en Maiquetía como Vargas Llosa.
Sin embargo, admitió que los funcionarios aeroportuarios le advirtieron que “no emitiera juicio sobre las instituciones venezolanas”, algo que no le ha ocurrido en ningún otro país porque ese tipo de comentarios hostiles suponen censuras y amenazas implícitas.
Las autoridades migratorias le advirtieron que no hablara de política interna de Venezuela ni se metiera contra sus instituciones.
En su vuelo procedente de Bogotá el escritor peruano no recibió hoy miércoles un trato hospitalario como las otras veces que había visitado a Caracas.
Los funcionarios de la aduana, que son los primeros en marcar la imagen de un país, le arrugaron la cara y lo tuvieron ahí sentado junto a su esposa, mientras le revisaban exhaustivamente su valija, sin dar mayor explicación del motivo de la detención.
Por lo general cuando se retiene a algún pasajero en la aduana de un aeropuerto es porque tiene cuentas pendientes con la justicia, bien porque es solicitado por la Interpol o por un tribunal interno, o porque transporta una mercancía sospechosa.
Por si fuera poco, los funcionarios le dijeron que los agentes de la policía política, Disip, le acompañarían hasta el hotel donde se hospedaría en la ciudad pero el escritor rechazó tal ofrecimiento por lo que se trasladó con su esposa y los anfitriones que lo habían ido a buscar del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico por la Libertad, Cedice, cuyo foro se celebrará entre el jueves y viernes de esta semana.
Igual tratamiento hostil lo recibió su hijo el periodista Alvaro Vargas Llosa, quien este lunes permaneció por más de tres horas, como en el limbo, en la sala migratoria del aeropuerto de Maiquetía, esperando que lo soltaran.
Los funcionarios también le advirtieron que no hablara de la política interna cuando lo pusieron en libertad. Algunos invitados del foro de Cedice como los Vargas Llosa han podido sufrir en carne propia la censura que impone el gobierno de Chávez apenas aterrizan al territorio venezolano.
El caso del ex presidente boliviano Jorge Quiroga es otro. Aseguró que no fue retenido tanto tiempo en Maiquetía como Vargas Llosa.
Sin embargo, admitió que los funcionarios aeroportuarios le advirtieron que “no emitiera juicio sobre las instituciones venezolanas”, algo que no le ha ocurrido en ningún otro país porque ese tipo de comentarios hostiles suponen censuras y amenazas implícitas.
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