viernes, 4 de marzo de 2011

El destino del dictador Khadafi ya no está en sus manos depende de las tribus y sus seguidores

El dictador está a salvo en Trípoli. Pero su futuro depende de la lealtad de los militares y las tribus que aún lo apoyan, y de las acciones que pueda emprender la comunidad internacional.

Mientras Khadafi se atrinchera en la capital, rodeado por sus seguidores y milicias, los rebeldes controlan una gran extensión territorial en el oriente y varios poblados, cada vez más cerca de Trípoli. Pero ninguno parece capaz de vencer al otro, al menos en el corto plazo.

Y los analistas advierten que podrían pasar meses hasta que Khadafi deje el poder después de 42 años. De hecho, no ha dado señales de que esté dispuesto a irse. Es más, ha jurado luchar hasta el final.

La posibilidad de un conflicto extendido podría arruinar a esta nación de amplio territorio y baja densidad demográfica, que podría dividirse en grupos tribales, perder su riqueza petrolera y forzar a muchos de sus seis millones de habitantes a asilarse en otros países africanos o, cruzando el Mediterráneo, en Europa.

"Khadafi, está arrinconado. Lo mejor que puede esperar es recibir asilo en Zimbabue o quizás Chad", opinó Marina Ottaway, directora del programa sobre Medio Oriente del grupo académico Carnegie Endowment.

"La pregunta principal es por cuánto tiempo tendrá a gente dispuesta a defenderlo".

La secretaria estadounidense de Estado, Hillary Rodham Clinton, contempló esta semana la posibilidad de un conflicto duradero, al decir que Libia "podría volverse una democracia pacífica o podría enfrentarse a una guerra civil prolongada".

Una intervención extranjera podría inclinar la balanza. Algunas potencias occidentales ya debaten la posibilidad de crear una zona de restricción a los vuelos sobre Libia para proteger de bombardeos a las áreas rebeldes.

Los Estados Unidos ya acercaron barcos de guerra a la costa libia en el Mediterráneo y algunos rebeldes dicen que aceptarían bombardeos extranjeros contra las fuerzas de Khadafi.

Pero pasará algún tiempo antes de que la comunidad internacional llegue a un consenso sobre qué debe hacerse militarmente. Muchos analistas creen que los Estados Unidos y las naciones europeas, los principales candidatos a encabezar una operación, podrían no querer involucrarse en un nuevo frente mientras aún siguen involucrados en Irak y Afganistán.

Y también es probable que Rusia obstruya cualquier intento de las Naciones Unidas de aprobar acciones como la restricción aérea o los bombardeos.

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