Es el primer mandatario en 50 años que visita oficialmente la isla. El viaje coincide con el debate sobre el futuro de este Estado asociado a los Estados Unidos. Hay en discusión dos posibles plebiscitos.
Sólo con poner pie en Puerto Rico, Barack Obama hará este martes 14 de junio historia al convertirse en el primer presidente de Estados Unidos en 50 años que realiza una visita "oficial" a la isla.
Seguirá así los pasos de un mandatario con quien evoca constantes comparaciones, John F. Kennedy, que hizo el mismo viaje en diciembre de 1961.
Desde entonces, otros dos presidentes estadounidenses se dejaron ver en Puerto Rico, Lyndon Johnson en 1968 y, el último, Gerald Ford en 1976, aunque el primero se limitó ha inaugurar un avión militar en la base de Aguadilla y el objetivo del segundo era una cumbre económica, no la isla en sí.
La Casa Blanca, ha mantenido un llamativo bajo perfil previo a esta visita relámpago que durará sólo unas pocas horas, tema éste que ha provocado malestar en más de un puertorriqueño que considera insuficiente el tiempo dedicado por el mandatario a la isla, en vista de que hace tanto tiempo que ésta no recibe una visita de este calibre.
Por el contrario, el comisionado residente de Puerto Rico -su representante en el Congreso estadounidense aunque sin derecho a voto-, Pedro Pierluisi, destacó el "gran" significado que tiene.
"Ningún presidente ha estado aquí en 50 años. Le dice al mundo que se preocupa por Puerto Rico", subrayó a The New York Times.
La agenda de Obama, quien ya conoce Puerto Rico puesto que como candidato presidencial la visitó en dos ocasiones -prometiendo volver si era presidente, tal como hará ahora- revela en buena parte el tinte electoralista que reviste todo este viaje.
Nada más aterrizar en la isla, Obama hará unas "breves declaraciones" en la base aérea de Muniz.
Posteriormente, se reunirá con el gobernador de Puerto Rico, el republicano Luis Fortuño, en La Fortaleza, según adelantó la Casa Blanca el viernes.
El colofón de su visita es un evento de recaudación de fondos para su campaña, antes de regresar en el mismo día a Washington.
No es éste el único guiño electoral del viaje de Obama a Puerto Rico. Si bien los 3,7 millones de residentes en la isla no pueden votar en las presidenciales, los 4,6 millones que residen en Estados Unidos sí pueden hacerlo.
Y muchos de ellos viven en estados clave como Florida, donde el mayoritario voto hispano -de origen cubano- suele decantarse por la oposición republicana.
Frente a ellos, el puertorriqueño está considerado un "voto flotante" y, con la mira puesta en unas elecciones de 2012 que no pintan tan claras para Obama, sobre todo por la evolución de la economía, congraciarse con este sufragio que podría marcar la diferencia no es baladí, destacan observadores.
El convertirse en el primer presidente estadounidense que visita la isla de forma oficial en medio siglo constituye seguramente ya un buen punto a su favor.
Recaudar más buenas opiniones -aparte de dinero para su campaña- dependerá en gran parte de qué haga o diga durante su breve visita.
Con una tasa de desempleo superior al 16 por ciento, muy por encima de la media del nueve por ciento del resto de Estados Unidos, y con una creciente también tasa de crímenes asociados al narcotráfico, Puerto Rico no pasa por uno de sus mejores momentos.
Pende también el eterno debate sobre su estatus, actualmente de "estado asociado" que le otorga a la isla derechos autonómicos en asuntos internos, pero que mantiene plena la jurisdicción del Congreso de Estados Unidos -al que no pueden votar- sobre el país.
Alrededor de la mitad de los puertorriqueños aboga por integrarse plenamente en Estados Unidos como un estado más. Pero la otra mitad apuesta por el statu quo, y una minoría reclama la independencia.
En marzo, el Grupo de Trabajo del Presidente sobre el Estatus de Puerto Rico, iniciado por el mandatario Bill Clinton y renovado tanto por George W. Bush como por Obama, emitió un informe en el que favorece, entre diversas propuestas, la celebración de dos plebiscitos sobre el tema, aunque sólo para los puertorriqueños que residen efectivamente en la isla.
La opción que favorecen, sin demasiado énfasis, dispone un primer plebiscito donde se consultaría a los puertorriqueños sobre si desean formar parte de Estados Unidos, o ser independientes.
En caso de que ganara la primera opción, se celebraría una segunda consulta para decidir entre las diversas posibilidades de adhesión.
El gobierno que encabeza Fortuño ya anunció que prefiere una consulta distinta a la que favorecen los miembros del Grupo.
La Casa Blanca ha dicho que el viaje de Obama tiene este informe de trasfondo y cualquier palabra que dedique a este tema -que por lo espinoso han eludido buena parte de sus predecesores- será analizado con lupa.
Los independentistas entre tanto ya han anunciado que también se harán escuchar con protestas organizadas para coincidir con el "histórico" regreso de un presidente estadounidense a la isla. Fuente: DPA
Sólo con poner pie en Puerto Rico, Barack Obama hará este martes 14 de junio historia al convertirse en el primer presidente de Estados Unidos en 50 años que realiza una visita "oficial" a la isla.
Seguirá así los pasos de un mandatario con quien evoca constantes comparaciones, John F. Kennedy, que hizo el mismo viaje en diciembre de 1961.
Desde entonces, otros dos presidentes estadounidenses se dejaron ver en Puerto Rico, Lyndon Johnson en 1968 y, el último, Gerald Ford en 1976, aunque el primero se limitó ha inaugurar un avión militar en la base de Aguadilla y el objetivo del segundo era una cumbre económica, no la isla en sí.
La Casa Blanca, ha mantenido un llamativo bajo perfil previo a esta visita relámpago que durará sólo unas pocas horas, tema éste que ha provocado malestar en más de un puertorriqueño que considera insuficiente el tiempo dedicado por el mandatario a la isla, en vista de que hace tanto tiempo que ésta no recibe una visita de este calibre.
Por el contrario, el comisionado residente de Puerto Rico -su representante en el Congreso estadounidense aunque sin derecho a voto-, Pedro Pierluisi, destacó el "gran" significado que tiene.
"Ningún presidente ha estado aquí en 50 años. Le dice al mundo que se preocupa por Puerto Rico", subrayó a The New York Times.
La agenda de Obama, quien ya conoce Puerto Rico puesto que como candidato presidencial la visitó en dos ocasiones -prometiendo volver si era presidente, tal como hará ahora- revela en buena parte el tinte electoralista que reviste todo este viaje.
Nada más aterrizar en la isla, Obama hará unas "breves declaraciones" en la base aérea de Muniz.
Posteriormente, se reunirá con el gobernador de Puerto Rico, el republicano Luis Fortuño, en La Fortaleza, según adelantó la Casa Blanca el viernes.
El colofón de su visita es un evento de recaudación de fondos para su campaña, antes de regresar en el mismo día a Washington.
No es éste el único guiño electoral del viaje de Obama a Puerto Rico. Si bien los 3,7 millones de residentes en la isla no pueden votar en las presidenciales, los 4,6 millones que residen en Estados Unidos sí pueden hacerlo.
Y muchos de ellos viven en estados clave como Florida, donde el mayoritario voto hispano -de origen cubano- suele decantarse por la oposición republicana.
Frente a ellos, el puertorriqueño está considerado un "voto flotante" y, con la mira puesta en unas elecciones de 2012 que no pintan tan claras para Obama, sobre todo por la evolución de la economía, congraciarse con este sufragio que podría marcar la diferencia no es baladí, destacan observadores.
El convertirse en el primer presidente estadounidense que visita la isla de forma oficial en medio siglo constituye seguramente ya un buen punto a su favor.
Recaudar más buenas opiniones -aparte de dinero para su campaña- dependerá en gran parte de qué haga o diga durante su breve visita.
Con una tasa de desempleo superior al 16 por ciento, muy por encima de la media del nueve por ciento del resto de Estados Unidos, y con una creciente también tasa de crímenes asociados al narcotráfico, Puerto Rico no pasa por uno de sus mejores momentos.
Pende también el eterno debate sobre su estatus, actualmente de "estado asociado" que le otorga a la isla derechos autonómicos en asuntos internos, pero que mantiene plena la jurisdicción del Congreso de Estados Unidos -al que no pueden votar- sobre el país.
Alrededor de la mitad de los puertorriqueños aboga por integrarse plenamente en Estados Unidos como un estado más. Pero la otra mitad apuesta por el statu quo, y una minoría reclama la independencia.
En marzo, el Grupo de Trabajo del Presidente sobre el Estatus de Puerto Rico, iniciado por el mandatario Bill Clinton y renovado tanto por George W. Bush como por Obama, emitió un informe en el que favorece, entre diversas propuestas, la celebración de dos plebiscitos sobre el tema, aunque sólo para los puertorriqueños que residen efectivamente en la isla.
La opción que favorecen, sin demasiado énfasis, dispone un primer plebiscito donde se consultaría a los puertorriqueños sobre si desean formar parte de Estados Unidos, o ser independientes.
En caso de que ganara la primera opción, se celebraría una segunda consulta para decidir entre las diversas posibilidades de adhesión.
El gobierno que encabeza Fortuño ya anunció que prefiere una consulta distinta a la que favorecen los miembros del Grupo.
La Casa Blanca ha dicho que el viaje de Obama tiene este informe de trasfondo y cualquier palabra que dedique a este tema -que por lo espinoso han eludido buena parte de sus predecesores- será analizado con lupa.
Los independentistas entre tanto ya han anunciado que también se harán escuchar con protestas organizadas para coincidir con el "histórico" regreso de un presidente estadounidense a la isla. Fuente: DPA
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