Mientras el debate se propaga por el mundo, y hasta ex presidentes latinoamericanos promueven la liberalización del consumo de cannabis, el país precursor en la materia se dispone a endurecer las normas.
Con sus 600 coffee shops -a imagen y semejanza de los antiguos fumaderos de opio-, Holanda es la meca de los europeos que buscan un oasis donde comprar y consumir "hierba" y hachís. O lo era.
Desde ahora estos locales tendrán que reconvertirse en clubes cerrados a los que los fumadores de marihuana deberán asociarse para poder acceder. según informó el diario holandés NRC Handelsblad.
Esta decisión fue adoptada por el Gobierno a partir del informe sobre consumo de drogas elaborado por los ministros de Seguridad y Justicia, Ivo Opstelten, y de Salud Pública, Edith Schippers, ambos del partido liberal, que tenía esta medida inscripta en su programa.
Para obtener un "pase cannabis", es decir, ingresar a uno de estos coffee shops, habrá que ser mayor de 18 años y residir en los Países Bajos.
Mala noticia para los franceses y belgas a quienes la corta distancia alentaba a tomar el auto para darse el gusto de un pequeño "viaje" holandés, pero también para los miles de extranjeros que incluyen una visita a estos locales como parte del atractivo turístico del país.
Para que esta medida se haga efectiva, el Consejo de Estado neerlandés debe pronunciarse sobre si es posible negarle el acceso a un coffee shop a un no residente.
La Corte Europea de Justicia ya hizo saber que la norma no sería contraria al derecho.
Otra restricción es el establecimiento de un número máximo de miembros por "fumadero"; sería de entre 1.000 y 1.500 personas.
Pero además se dejará a los alcaldes de cada ciudad la potestad para reducir esa cifra, por lo que podrá haber clubes de tan sólo algunas centenas o decenas de miembros.
Una limitación adicional será la de alejar aún más estos locales de las escuelas. Hoy, la distancia es de 250 metros. En adelante, 350.
Ésta es, tal vez, la medida que más afectará a los dueños de coffee shops porque un 60% de ellos deberá mudarse. En Amsterdam, por ejemplo, 187 de estos locales -sobre un total de 223- están a una distancia menor de la que será tolerada cuando la ley entre en vigencia.
Estas disposiciones generaron polémica y las autoridades de algunas grandes ciudades como Amsterdam y Maastricht se pronunciaron en contra.
Temen que, al restringirse el acceso a los coffee shops, las transacciones de droga se hagan en la calle, con mayor beneficio para los dealers.
Otros críticos de la medida aseguran que ésta no frenará el narcoturismo porque la calidad de la marihuana holandesa es superior a la que se consigue en otros países.
Con sus 600 coffee shops -a imagen y semejanza de los antiguos fumaderos de opio-, Holanda es la meca de los europeos que buscan un oasis donde comprar y consumir "hierba" y hachís. O lo era.
Desde ahora estos locales tendrán que reconvertirse en clubes cerrados a los que los fumadores de marihuana deberán asociarse para poder acceder. según informó el diario holandés NRC Handelsblad.
Esta decisión fue adoptada por el Gobierno a partir del informe sobre consumo de drogas elaborado por los ministros de Seguridad y Justicia, Ivo Opstelten, y de Salud Pública, Edith Schippers, ambos del partido liberal, que tenía esta medida inscripta en su programa.
Para obtener un "pase cannabis", es decir, ingresar a uno de estos coffee shops, habrá que ser mayor de 18 años y residir en los Países Bajos.
Mala noticia para los franceses y belgas a quienes la corta distancia alentaba a tomar el auto para darse el gusto de un pequeño "viaje" holandés, pero también para los miles de extranjeros que incluyen una visita a estos locales como parte del atractivo turístico del país.
Para que esta medida se haga efectiva, el Consejo de Estado neerlandés debe pronunciarse sobre si es posible negarle el acceso a un coffee shop a un no residente.
La Corte Europea de Justicia ya hizo saber que la norma no sería contraria al derecho.
Otra restricción es el establecimiento de un número máximo de miembros por "fumadero"; sería de entre 1.000 y 1.500 personas.
Pero además se dejará a los alcaldes de cada ciudad la potestad para reducir esa cifra, por lo que podrá haber clubes de tan sólo algunas centenas o decenas de miembros.
Una limitación adicional será la de alejar aún más estos locales de las escuelas. Hoy, la distancia es de 250 metros. En adelante, 350.
Ésta es, tal vez, la medida que más afectará a los dueños de coffee shops porque un 60% de ellos deberá mudarse. En Amsterdam, por ejemplo, 187 de estos locales -sobre un total de 223- están a una distancia menor de la que será tolerada cuando la ley entre en vigencia.
Estas disposiciones generaron polémica y las autoridades de algunas grandes ciudades como Amsterdam y Maastricht se pronunciaron en contra.
Temen que, al restringirse el acceso a los coffee shops, las transacciones de droga se hagan en la calle, con mayor beneficio para los dealers.
Otros críticos de la medida aseguran que ésta no frenará el narcoturismo porque la calidad de la marihuana holandesa es superior a la que se consigue en otros países.
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