Antes prácticarse una cirugía de reemplazo de cadera o implantación de prótesis óseas, varios son los temores que asaltan a quien debe someterse a la intervención.
Cuando escuchamos hablar de “rechazo de prótesis” nos estamos refiriendo al aflojamiento parcial o total del material implantado, ya sea por infección o por aflojamiento mecánico.
Así se expresó por Radio 10 el doctor Salvador Risolía, titular de Algia, Terapéutica Científica del Dolor.
“Las prótesis no se rechazan porque no se puede rechazar un material inerte, ya que no entran en contacto con la inmunidad del organismo”, especificó el especialista.
Risolía diferenció que “un órgano trasplantado sí puede rechazarse pero un material inerte no puede ser rechazado”.
“La prótesis no se rechaza, se infecta. Y las causas son cuatro”, detalló Risolía, quien enumeró que “un paciente mal preparado (que no se hayan estudiado focos sépticos), que el equipo que opera no esté entrenado, que el ambiente quirúrgico no sea adecuado y el famoso diablo que mete la cola” son los causantes de la complicación.
Acerca de la tan temida anestesia, aclaró que “para este tipo de cirugías la anestesia es parcial, no se duerme al pacientes y, además, es prácticamente computada”.
“En el caso del rechazo de la prótesis lo más importante es cómo se hace el rescate en caso de una prótesis infectada”, destacó Risolía, quien remarcó que “el rescate es quirúrgico, no puede resolverse con antibiótico”.
Y finalizó: “La prótesis debe sacarse, se coloca un espaciador para que no desaparezca el espacio articular, que emite antibiótico.
Y durante dos o tres meses médicos infectólogos hacen un seguimiento y deciden momento para colocar la prótesis definitiva”.
Cuando escuchamos hablar de “rechazo de prótesis” nos estamos refiriendo al aflojamiento parcial o total del material implantado, ya sea por infección o por aflojamiento mecánico.
Así se expresó por Radio 10 el doctor Salvador Risolía, titular de Algia, Terapéutica Científica del Dolor.
“Las prótesis no se rechazan porque no se puede rechazar un material inerte, ya que no entran en contacto con la inmunidad del organismo”, especificó el especialista.
Risolía diferenció que “un órgano trasplantado sí puede rechazarse pero un material inerte no puede ser rechazado”.
“La prótesis no se rechaza, se infecta. Y las causas son cuatro”, detalló Risolía, quien enumeró que “un paciente mal preparado (que no se hayan estudiado focos sépticos), que el equipo que opera no esté entrenado, que el ambiente quirúrgico no sea adecuado y el famoso diablo que mete la cola” son los causantes de la complicación.
Acerca de la tan temida anestesia, aclaró que “para este tipo de cirugías la anestesia es parcial, no se duerme al pacientes y, además, es prácticamente computada”.
“En el caso del rechazo de la prótesis lo más importante es cómo se hace el rescate en caso de una prótesis infectada”, destacó Risolía, quien remarcó que “el rescate es quirúrgico, no puede resolverse con antibiótico”.
Y finalizó: “La prótesis debe sacarse, se coloca un espaciador para que no desaparezca el espacio articular, que emite antibiótico.
Y durante dos o tres meses médicos infectólogos hacen un seguimiento y deciden momento para colocar la prótesis definitiva”.
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