lunes, 4 de julio de 2011

Las consecuencia de un absceso pélvico y sus medidas de precaución

recientemente el presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías, fué diagnoticato de un absceso pélvico y posteriormente sometido a una cirugía del mismo en Cuba.

Luego, se le diagnosticó un cáncer absesado en la región pélvica.

Algunos trascendidos afirman que sería un tumor intestinal. A continuación, todo sobre el absceso pélvico, según especialistas.

Un absceso intraabdominal es una acumulación circunscrita de pus aislada del resto de la cavidad peritoneal por adherencias inflamatorias entre paredes, asas intestinales y otras vísceras intraabdominales, mesenterios o epiplón.

Estos abscesos se producen durante la resolución de una peritonitis generalizada y se presentan como complicación de enfermedades intraabdominales espontáneas (apendicitis, diverticulitis, úlcera perforada, etc), luego de operaciones intraabdominales o por traumatismo abdominal.

Un absceso por lo general se desarrolla sólo cuando las defensas peritoneales del huésped pueden delimitar la peritonitis. Los abscesos en vísceras sólidas (como el hígado) suelen originarse por diseminación hematógena (sanguínea) o linfática de la infección hasta estos órganos a partir de un foco séptico en otra parte del organismo.

Es típico que los abscesos retroperitoneales (El retroperitoneo es la región anatómica abdominopélvica, localizada por detrás del peritoneo, que contiene, entre otros órganos, los grandes vasos abdominales, los riñones y las glándulas suprarrenales) se formen a consecuencia de una infección primaria o inflamación de una de las vísceras retroperitoneales, que se acompaña de una contaminación bacteriana secundaria.

La resolución de una peritonitis con formación de un absceso pélvico refleja la anatomía de la cavidad peritoneal. La pelvis forma una cavidad profunda y baja hacia la cual el material infectado se dirige por gravedad.

En un estudio clínico realizado en pacientes sometidos a cirugía abdominal, se observó que los medios de contraste radiográficos administrados en el sitio operatorio se diseminan ampliamente a las pocas horas después de la intervención quirúrgica y el material al final se acumuló principalmente en la pelvis.

Los abscesos pélvicos suelen ser consecutivos a un divertículo colónico (presencia de pequeñas bolsas que se proyectan hacia fuera de la pared intestinal).

En el mundo occidental 85 % de los divertículos se localizan en el colon sigmoides, o parte final del intestino grueso antes del recto) perforado, enfermedad inflamatoria pélvica, apéndice perforado o drenaje hacia la pelvis durante la resolución de la peritonitis generalizada.

Síntomas

Los síntomas de un absceso intraabdominal suelen ser irregulares, sobre todo en las primeras etapas clínicas. En casi todos los pacientes se observa fiebre recurrente o persistente, que al principio típicamente es intermitente o en espigas y que luego se vuelve más persistente a medida que madura el absceso.

Los pacientes que reciben antibioticoterapia pueden no desarrollar mucha fiebre. También puede presentarse íleo paralítico, distensión abdominal, anorexia y en ocasiones vómitos.

Diagnóstico

La TAC (tomografía axial computadorizada) es el estudio radiológico más útil para el diagnóstico de un absceso intraabdominal en lo que se refiere a especificidad, sensibilidad y exactitud.

Combinada con la ultrasonografía, permite diagnosticar con precisión más del 90% de los casos. Los problemas que se han informado están relacionados con la dificultad para distinguir tumores, hematomas, quistes y seromas, los cuales semejan abscesos, aunque con la diferenciación de intensidades y contrastes por medios electrónicos y con la utilización de la resonancia magnética quedan casi perfectamente diferenciados.

La ultrasonografía es una modalidad diagnóstica muy útil, aunque es afectada de manera desfavorable por factores como la obesidad, la presencia de gas intestinal excesivo y la presencia de drenes o vendajes sobre la pared abdominal.

Es el estudio apropiado para identificar un absceso pélvico cuando se trata de una enfermedad inflamatoria pelviana.

El tratamiento del absceso intraabdominal, mediante antibioticoterapia sin drenaje, por lo general no da resultado, aunque pudiera tener éxito en las etapas tempranas, cuando sólo existe inflamación flemonosa localizada y antes de la aparición del pus.

Sin embargo, en las etapas ulteriores de la evolución de un absceso, la mayor parte de los antibióticos son ineficaces, debido a que no penetran bien el absceso, son destruidos por las enzimas bacterianas en el mismo.

Una vez que se forma una acumulación circunscrita de pus, debe ser drenada. Si no se hace, aumenta bastante el riesgo de complicaciones por rotura retardada del mismo.

La rotura secundaria del absceso puede dar lugar a peritonitis generalizada recurrente, perforación hacia una víscera hueca o sólida adyacente con formación de fístulas y con agravamiento de la condición clínica del paciente.

Después de que se forma un absceso, si no se drena, se prolonga la evolución de la enfermedad y puede aumentar el riesgo de muerte. Fuente: Medicina Preventiva.com.ve

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